domingo, 28 de agosto de 2016

19 autoantónimos: palabras que significan una cosa y la contraria

Jaime Rubio Hancock
Empecemos con una palabra de cinco sílabas: enantiosemia. Se trata de “un tipo de polisemia en el que una palabra tiene dos sentidos opuestos”, como explica Fundéu en el primer volumen de su Compendio ilustrado y azaroso de todo lo que siempre quiso saber sobre la lengua castellana.

Estas palabras con dos significados opuestos también se llaman autoantónimos. Es decir, significan una cosa y la contraria. Alguno puede suponer que la Real Academia de la Lengua se ha rendido y ya le da todo igual, pero el origen de estas enantinosemias suele ser rastreable. Como explica Fundéu, a veces son el resultado de los usos irónicos y en ocasiones, de las antífrasis, una figura retórica por la que “se designan personas o cosas con voces que significan lo contrario de lo que se debiera decir”. Veamos 19 ejemplos:

Alquilar: significa tanto dar algo en uso a cambio de un precio durante un tiempo determinado como tomar algo para usarlo a cambio de un pago. Es decir, el sujeto de la frase "Pedro alquiló un piso" puede ser "tanto quien cede algo en alquiler como quien lo toma”.

Animal: puede usarse en sentido figurado para hablar de una “persona de comportamiento instintivo, ignorante y grosera” y también para referirse a alguien “que destaca extraordinariamente por su saber, inteligencia o esfuerzo”.

Batacazo: es el golpe que nos damos al caer y un “fracaso o caída brusca en un asunto, negocio o posición”. Pero en algunos países de América se usa como “triunfo o suceso afortunado y sorprendente”.

Casero: es el “dueño de alguna casa, que la alquila a otra persona”. Pero el diccionario también recoge la acepción contraria: “inquilino, persona que ha tomado una casa en alquiler”.

Conjurar: puede ser “conspirar, uniéndose muchas personas o cosas contra alguien, para hacerle daño o perderle”. Y, al contrario, “impedir, evitar o alejar un daño o peligro”. No solo eso, también significa “invocar la presencia de los espíritus” y “decir exorcismos”, es decir, expulsar al demonio.

Dar clase: significa tanto “impartir una lección, pronunciar una conferencia o charla”, como “recibir una clase”.

Defender: según el diccionario, amparar, librar, proteger. “El policía defiende a ese señor”. También, impedir, estorbar. “El defensa defiende al delantero”.

En absoluto: puede usarse para decir “de manera general, resuelta y terminante”. Y “no, de ningún modo”.


Enervar: debilitar, quitar las fuerzas. Pero también, poner nervioso. Este es el sentido más habitual, como apunta el Diccionario panhispánico de dudas: se añadió al francés en el siglo XIX, de donde pasó al español. “Es uso asentado en la norma culta y debe considerarse aceptable”.

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