jueves, 30 de mayo de 2019

Quiéreme entera


Quiéreme entera

[Dulce María Loynaz]

Si me quieres, quiéreme entera,
no por zonas de luz o sombra…
si me quieres, quiéreme negra
y blanca. Y gris, y verde, y rubia,
quiéreme día,
quiéreme noche…
¡Y madrugada en la ventana abierta!

Si me quieres, no me recortes:
¡quiéreme toda… o no me quieras!

Rozalén recita el poema
de Dulce María Loynaz

miércoles, 29 de mayo de 2019

20 libros de literatura africana del siglo XXI escritos por mujeres (2010-2019)

20.-Metamba Miago. Relatos y saberes de mujeres afroespañolas [2019]-Edición Deborah Ekoka

La obra: Con la intención de contar a la mujer afroespañola, Deborah Ekoka reunió a un puñado de mujeres para que escribieran diversas experiencias desde la pluralidad de pensamiento, procedencia, profesión… abarcando una hilera de solos de voces que se van engarzando hasta completar un círculo que nos interpela, nos hace cómplices y nos une. Este libro feminista surge desde la necesidad de que se cuenten estas, sus, historias, acercando referentes invisibilizados, buscando las raíces. A través de ellas nos hablan de inseguridades, temores, rechazo, empatía finita, racismo estructural e institucional estereotipos, mestizaje, dolor, africanidad, de ser negra, ser mujer, de pareja, maternidad y sexualidad … y de identidad. Y lo hacen desde las vivencias personales, compartiendo lo que han reflexionado gracias a sus lecturas, a sus profesiones, a sus vidas cotidianas, de manera más literaria unas y como si las tuvieras a tu lado y te estuvieran contando otras, con voz confidente, estos pedazos de sus experiencias, pensamientos y reflexiones.
La cita: “Creo firmemente en crecer unidas, los seres humanos somos lo mejor que tiene este mundo para mejorarlo, y verse, tocarse, sentirse, es necesario para construir”.
Título original: Metamba Miago. Relatos y saberes de mujeres afroespañolas (2019). Ediciones United MInds. Prólogo: Remei Sipi. Edición Deborah Ekoka.
Las autoras: Deborah Ekoka (“Nadie puede debatirte sobre cómo te sientes”). Noemí Ondo Mesa (“La búsqueda de mi identidad es mi bandera y el sentido de pertenencia mi ideal”); Angela Nzambi (“Todas y todos somos un tanto mestizos y mestizas, lo son también las sociedades y las culturas, en todos se puede encontrar algo de los demás”); Agnes Essonti (“Los reyes de la apropiación cultural  me han dicho que no puedo llevar ropa hecha de tela wax o trenzas cuando me apetece”); Jadicha Sow Paino (“Participar en el libro ha supuesto enriquecer mi proceso de autoconciencia africana, femenina y feminista”); Lucía Asué Mbomio Rubio (“Y sólo me hace falta echar un ojo a las noticias para caer en la cuenta de que mi sentir proviene, entre otras cosas de ahí. Justo ahí (o en Google), cuando escribes la palabra mujer, lo primero que aparece es un ristra de fotos de féminas de color blanco”; Johana Province López (“En mi caso soy negra y con discapacidad, como me dice una amiga lo tengo todo”); Lydia Cortés Damián (“En un contexto familiar de hija única adoptada, absorbiendo diariamente valores racistas y de miedo a lo diferente”);Lidia Mont Ferragud (“Mis amigas me decía que qué bien quedaría el pelo liso”); Esther (Mayoko) Ortega Arjonilla (“Mi activismo e investigación se desarrollan en las intersecciones de la raza, el género y la sexualidad”); Gabriella (Nuru) Rita Rankovic (“Todas formamos parte de un conjunto holístico lleno de matices”); Desirée Bela-Lobedde (“Sin embargo, mi activismo no es nada académico, sino de la calle, del día a día”; Rita Bosaho Gori (“Es momento de revisar las categorías de minorías bajo la cual se asignan características multiétnicas, pluriculturales y plurilingües de la población”). Más en ´Literafricas´

viernes, 10 de mayo de 2019

Nace Universo Lorca: la web sobre el poeta granadino

Una de las últimas fotos de Lorca (1936),
junto a María Teresa León y Vicente Aleixandre
Los horizontes del poeta, aquellas sombras y aquellos ríos que nutrieron sus versos, quedan recogidos ahora en una única web,  Universo Lorcaplagada de imágenes, testimonios y rutas que marcaron el devenir del granadino. Un devenir infausto que va de su “primer asombro artístico” en el pequeño pueblo de Valderrubio, a los barrancos donde le dieron muerte entre las localidades de Víznar y Alfacar.

jueves, 9 de mayo de 2019

Progre: un insulto de eficacia relativa


  • Surgido en los años setenta, el calificativo derivado de progresista ha resucitado en España con un renovado tinte peyorativo



Un póster del Guernica o la icónica foto del Che
eran inevitables en un piso de progres
Ignacio Vidal-Folch
Una de las particularidades retóricas llamativas de esta campaña electoral y de los debates a los que ha dado pie en conversaciones de familia o de cafetería ha sido la definitiva decantación del calificativo progre hacia su acepción más peyorativa y denigratoria. A menudo se pronuncia esa palabra con enorme desprecio agresivo, que en ámbitos privados puede recalcarse con el predicativo “asqueroso”, “casposo”, “de mierda”, “de salón” o con neologismos como pijoprogre, que aluden a la filiación burguesa, pasada por la universidad, del insultado. Sí, en esta campaña el apelativo de marras solía echarlo a la cara del adversario, en un arrebato de gran hastío y exasperación, alguien -generalmente de derechas, pero también podía ser un “rojo”, de izquierda más radical o proletaria- que tenía ya agotados los depósitos de su paciencia.

-¿Ese? ¡Un puto progre! ¡Un progre de mierda!

Es significativo que la palabra progre siempre ha de ir reforzada por un adjetivo. Señal de que como invectiva es floja.

Otras veces, en cambio, convertida en adjetivo, viene a reforzar el concepto: “la dictadura progre” (de valores, de moral, de lenguaje). Y a veces deriva en algún neologismo. Por ejemplo, ¿se habla de ecología, de igualitarismo, de lenguaje inclusivo, de laicismo, de eutanasia?

—Es la típica prograda.

(A este neologismo en concreto no le veo mucho futuro por culpa de su exceso de incómodas erres).

Veremos qué es lo que resulta tan exasperante, tan detestable en el o en lo progre. Pero ya adelantamos que esa belicosidad contra el progre -término que en los años setenta se refería a cierto pasotismo desdeñoso, descreído, algo fumeta, resumible en el lema “que pare el mundo que yo me bajo”, y que ahora se asimila más bien al prototipo del socialdemócrata- es en vano. Porque en el fondo la palabra en sí se refiere a un concepto universalmente positivo, que es, por supuesto, el del progreso, y a una voluntad de superación, de mejora. Continúa