lunes, 30 de diciembre de 2013

Escrache, palabra del año

Ilustración: LAVVU
Escrache, un término que alude a las manifestaciones convocadas frente a los domicilios de políticos y otros personajes públicos, es la palabra del año 2013 para la Fundación del Español Urgente (Fundéu).
El Diccionario de la Real Academia Española no incluye ese término, pero sí el verbo escrachar como una expresión coloquial propia del español rioplatense con dos significados: ‘romper, destruir o aplastar’ y ‘fotografiar a una persona’.
El Diccionario de americanismos, de la Asociación de Academias de la Lengua Española, añade que en esos países escrachar significa también ‘dejar en evidencia a alguien’.
Y para el sustantivo escrache aporta la definición que ha popularizado el término fuera de su ámbito original: ‘manifestación popular de denuncia contra una persona pública a la que se acusa de haber cometido delitos graves o actos de corrupción y que en general se realizan frente a su domicilio o en algún otro lugar público al que deba concurrir la persona denunciada’.
Con ese sentido y en el contexto de la investigación de los crímenes de sus dictaduras, empezó a emplearse con frecuencia en los medios de comunicación argentinos y uruguayos en los años 90.
Escrache ante la casa de Jesús Posada,
presidente del Congreso
En España la palabra se populariza durante las protestas organizadas en los primeros meses de 2013 por la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH).
Respecto al origen del término, hay varias teorías. Unas lo sitúan en el italiano schiacciare (‘aplastar, astillar, machacar’) o en el genovés scraccâ (‘escupir’), términos que habrían llegado al español a través del lunfardo, una jerga originalmente empleada por las clases más bajas de Buenos Aires, muchos de cuyos integrantes provenían de Italia.

Para otros existe una conexión clara con el inglés to scratch (‘arañar, rasguñar, marcar’). De hecho, en el español de los Estados Unidos se usa escrache como ‘arañazo o rasguño’, como recoge el Diccionario de americanismosLeer más

sábado, 28 de diciembre de 2013

La victoria de los libros prohibidos

Ejecución de un libro en Inglaterra, 1661
Hay varias clases de muertes, prohibiciones y resurrecciones literarias: la de los libros que el propio autor una vez creados se arrepiente y no quiere darles más vida; la de los libros que quieren vivir y su escritor lo busca a toda costa, pero alguien, un editor o un amigo, se niega a darles ese derecho; y están los libros que una persona más poderosa, desde un gobernante hasta una institución religiosa o en nombre de la sociedad, busca eliminarlos.
Un brindis por aquellos que no hicieron caso a los últimos deseos de muchos escritores de no dejar vestigios de sus textos. Uno de los primeros fue Virgilio. No se sabe por qué en su testamento ordenó quemar la Eneida, pero, por fortuna, el emperador Augusto ignoró su última voluntad. Veinte siglos después de los hechos que permitieron que el mundo leyera la Eneida, Franz Kafka quemó manuscritos que no le gustaban. Pero luego, su albacea Max Brod no respetó su voluntad y el mundo ha leído El castillo y El proceso.
Un caso en el que se juntan en el autor el impulso de eliminar primero y de publicar después es el de Vladimir Nabokov con Lolita. Un clásico del siglo XX que cuando era un borrador titulado El hechicero Nabokov quiso quemar y su esposa Vera rescató de las llamas. Hasta que el 6 de diciembre de 1953, el autor la terminó para empezar un viacrucis al ser rechazada por cuatro editoriales que la consideraban “inmoral” y muchas cosas más, hasta que, dos años más tarde, logra publicarla en París en Olympia Press, una editorial de obras eróticas. Y en Estados Unidos solo hasta 1958 tras una batalla judicial.
A esos fuegos individuales se suman las hogueras que han prendido y querido prender gobernantes, de todos los niveles, e instituciones religiosas o de cualquier otra índole en nombre del bien común. Desde el mismo Augusto, que un día feliz salvó la Eneida, y otro desdichado ordenó la primera quema masiva de libros en Roma por cuestiones religiosas, hasta el nazismo, los regímenes chinos o los conflictos en los Balcanes o en Irak e Irán. España misma padeció con Francisco Franco decisiones de este tipo cuando recién llegado al poder, que ostentaría durante 36 años, ordenó en 1939 quitar de las bibliotecas las obras de autores “degenerados”.
Episodios sombríos y asombrosos que tienen un capítulo en la literatura porque varios escritores han novelado dichas experiencias. Entre las más recientes están Balzac y la joven costurera china, de Dai Sijie; El librero de Kabul, de Asne Seierstad, y Lolita en Teherán, de Azar Nafisi.
¿Acaso están las ideas políticas, religiosas o morales con intereses particulares por encima del arte? Leer más


domingo, 22 de diciembre de 2013

El orden de las palabras

Escribir bien no consiste únicamente en no cometer faltas de ortografía. El orden de las palabras (la sintaxis) es muy importante. Si no escribimos las palabras en el orden adecuado, provocamos dobles sentidos o significados ambiguos. En el lenguaje, el orden de los factores altera muchísimas veces el producto.
El desorden sintáctico que entorpece y confunde la comprensión de la frase se llama anfibología y lo define la Real Academia como “doble sentido, vicio de la palabra, cláusula o manera de hablar a que puede darse más de una interpretación”. También admite que pueda usarse intencionadamente con fines humorísticos. Quevedo utilizó constantemente ese recurso. También lo aprovechó Groucho Marx. Todos los manuales citan aquella frase del capitán Spaulding: “Una vez le disparé a un elefante en pijama. Lo que nunca sabré es cómo hizo para meterse en mi pijama”.
Nos sirven como ejemplos los siguientes titulares de prensa:
Ikea retira un anuncio sobre una pareja de lesbianas en Rusia. La noticia relata que la empresa no publicó un anuncio en la edición rusa de su revista por miedo a quebrantar la ley contra la “propaganda homosexual”. ¿Era un anuncio protagonizado por dos lesbianas rusas? ¡¡Nooo!! En el interior lo cuentan así: “Ikea retira un artículo publicitario sobre lesbianas de la edición rusa de su revista”. Hubiera bastado con titularlo Ikea retira en Rusia un anuncio sobre una pareja de lesbianas.
La vacuna de la tuberculosis española es segura en humanos. ¿Hay una tuberculosis endémica de España? ¡Nooo! La vacuna española de la tuberculosis supera las primeras pruebas de seguridad.
Un subtítulo: Crece el malestar social en la población de Turquía por las intromisiones en la vida privada del Gobierno islamista. ¿Qué hay de morboso en la vida privada del Gobierno turco? ¡¡Nada!! En realidad es que crece el malestar social en Turquía por las intromisiones del Gobierno en la vida privada.
Las mujeres españolas cobran bastante menos que los hombres por su sexo. No sabemos con certeza si alude a las condiciones en el mercado laboral o en el más concreto de la prostitución.
Buscan al asesino de la niña en las cámaras de Santiago. ¿Estará el asesino escondido en unas cámaras de la catedral de Santiago o en realidad buscan en las grabaciones de las cámaras de seguridad al asesino?  
Un hospital de Málaga entrega un recién nacido equivocado a una madre. ¡Menos mal que a pesar de estar equivocado (el recién nacido) fue entregado a una madre, porque podría haber sido peor. La solución para evitar sugerir que un bebé esté en un error: “Un hospital de Málaga se equivoca al entregar un recién nacido”.
Primera muestra de seres venenosos del Ayuntamiento. Debemos entender que se trata de una exposición de serpientes organizada por un municipio, pero tal y como están ordenadas las palabras podemos entender…

Por último, un titular que convierte a Pedro Almodóvar en un virus letal: “Isabel Coixet termina en Canadá el rodaje de My life without me, un drama sobre una joven con una enfermedad incurable que produce Pedro Almodóvar”.

domingo, 8 de diciembre de 2013

Nobel a la escritora invisible

El premio de Literatura a la canadiense Alice Munro compensa el déficit histórico de reconocimiento a las mujeres

La Academia sueca solo ha galardonado a 13 autoras



Arriba, Herta Müller, Nadine Gordimer, Alice Munro y Elfriede Jelinek.
Abajo, Toni Morrison, Alfred Nobel y Doris Lessing. / 
SCIAMMARELLA
¿Soñaba Alice Munro con ganar el Nobel de Literatura? “Oh, no, claro que no. ¡Era una mujer! Sé que algunas lo han ganado, pero nunca lo pensé, porque la mayoría subestimamos nuestra obra”, respondió la escritora canadiense [...]. Munro recibirá el premio este martes, pero tendrá que hacerlo a distancia. A los 82 años, su estado de salud no le permite desplazarse a Estocolmo. [...]

 La escritora canadiense también representa a un colectivo que la Academia Sueca no siempre ha sabido reconocer: las mujeres. Sin embargo, hace dos décadas que la Academia se esfuerza en demostrar que ha dejado de ser un club privado para ancianos blancos y preferiblemente europeos. El reequilibrio entre géneros se encuentra a años luz de convertirse en realidad, pero las cifras demuestran el principio de un cambio. Desde la instauración del premio en 1901, los académicos suecos solo han premiado a trece escritoras. Siete de ellas han conseguido la recompensa desde 1991 —un 30% del total en las dos últimas décadas, frente al 7% anterior—, cuando la Academia empezó a prestar más atención a tradiciones literarias desatendidas y a figuras marginalizadas en el canon literario. Entre ellas, mujeres como Nadine Gordimer, Toni Morrison, Wislawa Szymborska, Doris Lessing o Herta Müller. Durante los cincuenta años previos, solo una mujer se había hecho con el premio: la alemana Nelly Sachs, escritora judía exiliada en Suecia durante la Segunda Guerra Mundial. Leer más

¿Somos novios?

El primer Diccionario (1734) incluía solo una definición de novio o novia: “El recién casado, o inmediato a casarse”. Después se le empezó a complicar el asunto a la Academia porque la realidad se transformaba. Hoy el novio es en primera acepción solamente la “persona que acaba de casarse” (“¡vivan los novios!”, se grita en el banquete). En la segunda acepción se define como la “persona que mantiene relaciones amorosas con fines matrimoniales”. Y en la tercera, la “persona que mantiene una relación amorosa con otra sin intención de casarse y sin convivir con ella”. O sea, el periodo previo a la boda es ya tan largo que caben una intención y su contraria.
En la vida real tenemos el novio que va a casarse y vive con su novia, el novio que va a casarse y no vive con su novia, el novio que no va a casarse y sí vive con su novia. Y finalmente, el novio que no va a casarse y no vive con su novia. Y por supuesto, la novia que no va a casarse y vive con su novio, la novia que vive con su novia, el novio que vive con su novio… Y además pueden darse casos de novios en que uno quiere casarse y el otro no.

Si algo en la vida no está del todo claro, lo normal es que el Diccionario lo note. Leer más

miércoles, 27 de noviembre de 2013

¡Entra, estás en casa!


http://www.diadelaslibrerias.es/


Librerías, libreros y vendedores de libros

 El País27 NOV 2013

De librerías

Elvira Lindo
Hay seres humanos que venden libros. Y hay libreros. Los libreros también son seres humanos que venden libros, pero han de sumar otras cualidades que definen su noble oficio. Sin ellas, el librero es un farsante. Por ejemplo, si usted va a una librería y pregunta por James Salter y el dependiente se encoge de hombros y le dice, ni idea, se trata de un ser humano que vende libros, pero no de un librero.
La librera de raza, el librero fetén, son seres que leen por vicio pero también por el prurito de hacerse imprescindibles en la vida de sus clientes. El librero puede llegar a ser tan importante en nuestra vida como el boticario. Con eso lo digo todo. El librero no se lee todos los libros de principio a fin (es humano), pero domina la técnica de la lectura en diagonal, y algunos libros los encara de esta manera, es decir, los cata, como los buenos fruteros. Suele acertar. Lo que sí sabe leer un buen librero es el estado de ánimo del cliente, ya digo, como el boticario, así que le prescribirá un libro que mejore su mal. Eso es algo que, por ejemplo, Amazon, que no es un ser humano aunque venda libros, no sabe calibrar. Leer más

Diccionario y mujeres

 27 NOV 2013

Qué difícil tarea tiene la Real Academia. Su Diccionario incluye unas cuantas definiciones machistas, pero muchas de ellas responden al uso de los hablantes durante siglos. Tales significados deplorables para una persona cabal de nuestro tiempo se desparraman por la historia del idioma español, de modo que un cambio en la definición actual nos impediría comprender en qué sentido usaron ese término los personajes o los autores de cientos de obras magistrales.
Hoy nos vemos incapaces de decidir si nos importa más la muerte del padre o de la madre. Sin embargo, la precisión de que un huérfano es aquel que ha perdido el padre o la madre, pero “especialmente el padre” (introducida en 1970) quizá respondía a la influencia de la sociedad española de los años cincuenta y sesenta, cuando casi todas las familias dependían en exclusiva de los ingresos paternos. Leer más

lunes, 25 de noviembre de 2013

Diccionario, palabras y sexismo

 |El País24 NOV 2013 | Leer el texto original

Algunas de las acepciones más denostadas por su sesgo machista desaparecerán de la nueva edición (23ª) del Diccionario de la Real Academia Española (DRAE) que se publicará en 2014. Ya no será más huérfano quien pierda al padre que a la madre. Lo femenino no equivaldrá a débil y endeble, ni lo masculino a varonil y enérgico. Tampoco babosear tendrá entre sus variadas definiciones la de “obsequiar a una mujer con exceso” (aunque esta se enmendó durante una de las cinco actualizaciones realizadas desde 2001, cuando se publicó la 22ª edición del DRAE).
En las casi 93.000 entradas que recogerá la nueva obra (5.000 más que la actual) se incorporarán enmiendas en los nombres de profesiones o actividades que desempeñan mujeres. Entre otras, tendrán lema doble: alfarero, -ra, camillera, -ra, cerrajera, -ra, enterrador, -ra, herrero, -ra, picapedrero, -ra, costalero, -ra o soldador, -ra. Otras pasan a ser un nombre común en género, esto es, un término con masculino y femenino según el contexto, que sirve para unas y otros sin necesidad de alterar la terminación (el/la concertino, el/la submarinista o el/la guardabosque).
Según su director, el académico y catedrático de Lengua española, Pedro Álvarez de Miranda, se trata de que el Diccionario “sea mejor, no menos machista, sino de que lo que diga sea verdad. Parece que solo actuamos a instancias de parte y no es así… no se cambia por protestas sino porque no es verdad. Lo que no se puede pretender es cambiar la realidad a través del Diccionario. Si la sociedad es machista, el Diccionario la reflejará. Cuando cambia la sociedad, cambia el Diccionario”, añade.
Para Eulàlia Lledró, catedrática de Lengua y Literatura de secundaria,  el DRAE “está a años luz de la sociedad. Arrastra una inercia que parece que les gusta. Una de las misiones del Diccionario es reflejar la realidad. Si lees las definiciones de madre, padre o huérfano verás que no la reflejan. El androcentrismo y el sexismo son tópicos que contravienen la realidad”.
En1992 la RAE publicó la vigésimo primera edición del Diccionario sin enmendar ninguna de las definiciones que la realidad estaba sobrepasando a toda prisa, como periquear (“disfrutar de excesiva libertad la mujer”) o gozar (“conocer carnalmente a una mujer”), que había figurado en la versión de 1780 (“gozar de una muger: tener congreso carnal con ella, consintiendo ella o padeciendo violencia”) y luego desaparecido. Y aunque en su haber figuraron entradas como jueza, concejala o machismo, siguió resistiéndose a incluir médica. Un término con una extraña evolución: se registra en el canon lexicográfico de 1925 (“mujer que se halla legalmente autorizada para profesar y ejercer la medicina”) y se destierra de ediciones posteriores hasta 2001.

“Les cuesta menos introducir cambios que tienen que ver con las profesiones que con aspectos relativos a lo físico, lo moral o lo sexual”, asegura Lledó. “El Diccionario tiene que reflejar la realidad y toma nota de lo que pasa del uso al desuso. Pero el Diccionario no puede acelerar el proceso”,defiende Álvarez de Miranda. Por ejemplo, sexo débil “podría estar cerca de la necesidad de tener una marca de vigencia porque probablemente hoy se usa poco, pero en la próxima versión saldrá sin marca”. En 2014 se conservarán las acepciones de sexo débil como “conjunto de las mujeres” y sexo fuerte o feo como “conjunto de los hombres”. Otra herencia sexista del siglo XX.
Algunas de las siguientes acepciones del Diccionario de la Real Academia Española serán modificadas en la edición, que se publicará a finales de 2014.
Huérfano. Dicho de una persona de menor edad: a quien se le han muerto el padre y la madre o uno de los dos, especialmente el padre.
Gozar. Conocer carnalmente a una mujer.
Cocinilla. Hombre que se entromete en cosas, especialmente domésticas, que no son de su incumbencia.
Periquear. Dicho de una mujer: disfrutar de excesiva libertad.
Cancillera. Cuneta o canal de desagüe en las lindes de las tierras labrantías.
Edén. Paraíso terrenal, morada del primer hombre antes de su desobediencia.
Hombre. Ser animado racional, varón o mujer. / Individuo que tiene las cualidades consideradas varoniles por excelencia, como el valor y la firmeza.
Mujer. Persona del sexo femenino. / Que tiene las cualidades consideradas
femeninas por excelencia.
Femenino. Débil, endeble.
Masculino. Varonil, enérgico.
Padre. Varón o macho que ha engendrado. / Cabeza de una descendencia, familia o pueblo. / Padre de familia: jefe de una familia aunque no tenga hijos.
Madre. Hembra que ha parido. / Madre de familia: mujer casada o viuda, cabeza de su casa.

domingo, 24 de noviembre de 2013

¿Extranjero o inmigrante? Depende

Llamamos extranjero a un alemán o a un canadiense, pero inmigrante a un rumano o un marroquí

 El País | 24 NOV 2013

CR: ¿Extranjero? ¿Inmigrante
Cristiano Ronaldo no recibe el apelativo de “inmigrante”, sino el de “extranjero”, pese a que técnicamente cumple los requisitos del inmigrante. Lo mismo sucede con el brasileño Mazinho, instalado en España tras su paso por el Celta. A su compatriota Diego Costa incluso le ha propuesto el seleccionador de fútbol, Vicente del Bosque, que se vista de rojo. No adjudicamos tampoco la palabra “inmigrante” a los altos ejecutivos alemanes, franceses o italianos de BMW o de Crédit Lyonnais o de Telecinco que dirigen esas empresas en España.
¿Extranjeros? ¿Inmigrantes? ¿Españoles?
“Inmigrante” se define en el Diccionario de la Real Academia así: “Que inmigra”.
Y en “inmigrar” (del latín immigrare) leemos: “Dicho del natural de un país: llegar a otro para establecerse en él, especialmente con idea de tomar nuevas colonias o domiciliarse en las ya formadas”.
Dejando al margen que la definición tal vez necesite un retoque, entendemos que serían inmigrantes un alemán o un canadiense que se integraran en sus respectivas colonias establecidas en España (el Diccionario no dice si han de ser grandes o pequeñas); lo mismo que un ecuatoriano o un rumano que vienen a buscarse la vida de obra en obra. Pero la aplicación de la palabra, a los unos sí y no a los otros, refleja la distinta mirada con que los observamos.Leer más

martes, 19 de noviembre de 2013

Mentir contando verdades

 El País17 NOV 2013

Supongamos que usted y yo hemos quedado para comer (y pagamos a escote, por supuesto). Yo llego tarde a la cita, así que me disculpo de esta manera: “Siento haber llegado tarde. Había una manifestación en mi barrio”. De tal modo, usted no tiene más remedio que entender que la manifestación ha causado mi retraso. Y sin embargo yo no había dicho eso.
La manifestación existía, en efecto, pero discurrió por una zona alejada del trayecto que yo debía seguir hasta el restaurante.
Si alguien me acusase de mentir por haber dado esa explicación, siempre podría responder que solo dije lo que dije: que había una manifestación en mi barrio.
Y eso se puede denominar “mentir contando hechos verdaderos”. Leer más

La escritora y periodista mexicana Elena Poniatowska, Premio Cervantes 2013

LAURA G. TORRES | RTVE | 19 NOV 2013



Elena Poniatowska
La escritora Elena Poniatowska Amor, nacida en París pero con nacionalidad francesa y mexicana de 81 años, ha sido galardonada con el Premio Cervantes 2013, el más importante de las letras hispánicas y considerado el Nobel español.
Es la cuarta mujer que consigue este galardón, que en sus 38 años de vida solo había recaído en tres ocasiones en una autora: las españolas María Zambrano (1988) y Ana María Matute (2010) y la cubana Dulce María Loynaz (1992).
Además, este año se ha vuelto a cumplir la regla no escrita que reparte alternativamente, cada año, el galardón entre Latinoamérica y España, por lo que en 2013 debía otorgarse a un escritor latinoamericano, ya que en la pasada edición recayó en el escritor español José Manuel Caballero BonaldLeer más y vídeos
Premio Biblioteca Breve 2011



domingo, 10 de noviembre de 2013

Palabras que matan para hacernos más obedientes

Hay palabras que matan



Juan Torres. Universidad de Sevilla
[...] Cuando se utiliza la expresión austeridad para referirse a las políticas de recortes no es por casualidad. Con ella se genera un sentimiento de culpa que genera sumisión porque interpreta la pérdida de derechos que conllevan como la consecuencia inevitable de nuestro gasto previo excesivo. Además, la inmensa mayoría de las personas consideramos la austeridad como un valor positivo, así que cuando se utiliza esa palabra asociada a una determinada política económica se está consiguiendo que se dé por buena con independencia de lo que lleve consigo, de su contenido real.

La evidencia empírica muestra que si la deuda que se quiere combatir con recortes sociales se ha disparado no ha sido por culpa de haber tenido muchos gastos corrientes (concretamente en educación, sanidad, cuidados o pensiones públicas que son las partidas que se recortan) sino porque se pagan intereses leoninos y totalmente injustificados a los bancos privados, y las encuestas nos indican que casi un 80% de la población no desea que se realicen esos recortes. Pero cuando se asocian a la palabra austeridad se aceptan fácilmente porque se considera que esta es lo natural y deseable frente al despilfarro o derroche que cualquier persona decente condena. La palabra, casi por sí sola, transforma la realidad y condiciona nuestra conducta.

Algo parecido ocurre también con la palabra déficit cuando se refiere a la prestación de los servicios públicos. Si nos dicen que la sanidad o las pensiones públicas o una televisión autonómica o un servicio municipal tienen déficit, inmediatamente pensamos en algo negativo y condenable, en que han gastado más de lo debido y que, por tanto, hay que recortarlos o incluso renunciar a ellos.

Pero la realidad es que las actividades o servicios que se financian en el marco de un presupuesto público no pueden tener déficit o superávit en sí mismos. Pueden tenerlos los Presupuestos Generales del Estado, los de una comunidad autónoma o de un Ayuntamiento, pero no sus diferentes partidas o conceptos.

Lo mismo que no tendría sentido ninguno decir que la jefatura del Estado o la policía es deficitaria, tampoco lo tiene decirlo de la justicia, la sanidad, la educación, las pensiones o de una televisión pública. Salvo que queramos performar la realidad para convencer de que la monarquía o la policía o cualquier otro servicio público es muy caro, que gasta en exceso y que, por tanto, es prescindible o que sus recursos deben disminuir.

Sin que apenas nos demos cuenta, usamos palabras que matan porque nos hacen creer lo que no es para hacernos así más obedientes.

Ningún servicio público tiene déficit sino que, en todo caso, tiene financiación insuficiente. Y la tienen porque una parte privilegiada de la sociedad no quiere contribuir a financiarlos como demuestra que solo aplicando las medidas que proponen los técnicos del Ministerio de Hacienda para combatir el fraude fiscal se recaudaría prácticamente la misma cantidad (38.500 millones de euros) que van a suponer los recortes sociales de este año.


Pero es evidente que no tiene el mismo efecto político utilizar una expresión u otra. Si oímos a cada instante que lo público es deficitario se pedirá que se recorte, si se hablase de su escasa financiación, se reclamarían más recursos, obligando a que los de arriba, y no solo los de abajo, se rasquen también el bolsillo.

Insultos

ÁLEX GRIJELMO El País |10 NOV 2013
Decimos “tarambana” y pronunciamos, en efecto, cuatro veces la misma vocal para referirnos a una persona de poco criterio. La reiteración de la letra a parece muy productiva. Al hombre rudo y tosco se le llama “ganapán”. “Mangarrán” (perezoso) se emplea en el norte, y “charlatán” por todas partes. A un estúpido le dicen “soplagaitas”. Y al informal, “cantamañanas”. Y para el achulado y de mal gusto se usa “macarra”. Al que rehúye el trabajo lo tachan de “haragán”; y a quien se enoja con facilidad, de “cascarrabias”. La persona simple y crédula puede ser un “papanatas”; y el sinvergüenza y frescales, un “bandarra”.
Entre los bisílabos, al retrógrado se le tilda de “carca”; y el que no da ni una saldrá incluso bien librado si alguien lo define como un “manta”. La reiteración de la a aparece igualmente en “gañán” o en “patán”, en ambos casos personas zafias: y también en “mandria”: un inútil.
El pelele. Goya
Lo mismo sucede con la frecuencia de la e. “Petimetre” define a quien se obsesiona con las modas, Y al entremetido y de poco provecho le llaman “mequetrefe”. El navarrismo “menerre” censura al inútil. Al débil que no sirve para un trabajo físico se le clasifica como “enclenque”. Y la persona manejable es un “pelele”.
La letra o, por su parte, resulta mucho más rotunda: “Tonto”, “bobo”, “tosco”, “ñoño”, “soso”, “glotón”, “fofo”… Al que es más simple que el mecanismo de un lapicero se le adjudica la voz “zolocho”; y al hombre que parece no enterarse de nada pero no se descuida en su provecho, “zorrocloco” (muy extendida en Canarias). Y al irrelevante se le considera un “zorrocotroco”.
La i tiende a señalar lo pequeño o despreciable (nimio, ínfimo…), y con esa idea se relaciona al “chisgarabís”. El que pone reparos de poquísima monta es un “tiquismiquis”. Y a quien carece de importancia el diccionario le llama “mindundi”.
Por supuesto, no todos los insultos populares se basan en esas eufonías. También existen “estúpido” o “idiota” o “gilipollas”. Y quizás por ello parecen más fuertes.

viernes, 8 de noviembre de 2013

Si no quieres ser una cáscara de pipa escupida por el sistema, LEE.


El artista-activista chino Ai Wewei




Carme Riera se sienta en el ‘n’ de la RAE

 El País 8 NOV 2013

Carme Riera
Carme Riera (Palma de Mallorca, 1948), la octava mujer que lee un discurso de ingreso en la RAE en sus 300 años de historia, aunó ayer dos pasiones para presentarse ante los académicos: la literatura de viajes y Mallorca. En un un acto presidido por la princesa Letizia, y al que asistió Ferrán Mascarell, consejero de cultura catalán, la escritora y catedrática de Literatura española en la Universidad Autónoma de Barcelona recordó con humor y ternura los difíciles comienzos de su relación con las letras hasta que la Sonatina de Rubén Darío acudió en su rescate. “Fui una niña torpe, a la que las monjas no conseguían enseñar a leer. Exhaustas, avisaron a mi madre de mis dificultades. Mi padre, al que eso de tener una hija tonta de capirote debía de fastidiarle mucho, intentó encontrar un método distinto al del parvulario”.
El método Sonatina funcionó. A Riera le encandilaron palabras que nada le decían pero tintineaban en sus oídos, como libélula o argentina. “A partir de aquel momento puse todo mi empeño en aprender a leer y en pocos días lo conseguí (…) Fue sin duda una de las mejores cosas que me han pasado en la vida”, destacó. Leer más

sábado, 2 de noviembre de 2013

José María Merino, Premio Nacional de Narrativa por "El río del Edén"

AGENCIAS 25.10.2013
El escritor José María Merino ha obtenido el Premio Nacional de Narrativa por su novela "El río del Edén", una historia de amor, traiciones y deslealtades en la que también cobra protagonismo la naturaleza, "impávida" e indiferente ante cuanto sucede en ella.
José María Merino Sánchez nació en A Coruña en 1941, aunque se le identifica con León, pues allí vivió un largo periodo de su vida, hasta que se trasladó a Madrid. Ha sido colaborador de la Unesco para Hispanoamérica y director del Centro de las Letras Españolas (Ministerio de Cultura). Es miembro de la Real Academia Española de la Lengua.
                                                                              Leer más en El País

lunes, 28 de octubre de 2013

Las traducciones más descabelladas del inglés al español

Cuánto daño ha hecho el traductor automático de Google. Hoy en día, cualquier tuercebotas se cree capaz de pasar al español una frase del inglés, o del sueco al suahili, o viceversa. Pero ojo con la traducción automática, que suele caer en la literalidad más rampante: donde en inglés dice “Please, turn off showers when you are done” alguien poco informado de la lengua de Cervantes puede interpretar un incongruente “Por favor, vuelta lejos chaparrones cuando usted es hecho”, como puede observarse en una piscina pública de Los Ángeles.A continuación, una selección de carteles, etiquetas y avisos desopilantes para los que la frase “una patada al diccionario” (“a kick to the dictionary”) se queda muy corta. Leer más

domingo, 27 de octubre de 2013

El cadáver estaba muerto

 El País27 OCT 2013

Lo publicó un diario madrileño el 1 de junio: “Ayer por la mañana se practicó la autopsia al cadáver del fallecido”.

Realmente nos dejaba ya muy tranquilos saber por esa frase que las autopsias se les practican a los cadáveres, pero todavía nos quedamos más a gusto cuando supimos que esos cadáveres están muertos.

El genio del idioma no quiere que se diga con dos palabras (o más) lo que se expresa a la perfección con una. Y eso encuentra una explicación en la máxima de relevancia que definió el filósofo de la lengua inglés Paul Herbert Grice (1913-1988).

La máxima de relevancia constituye una de las reglas de cualquier conversación en la que dos interlocutores intentan entenderse. Y consiste en que todo lo que cuentan ha de ser relevante (adecuado, pertinente) para la idea que desean transmitir. Lo superfluo queda eliminado antes de pronunciarse, y así se añade significado a la individualidad de cada término. Si una palabra está presente, será por algo: tendrá un sentido propio, igual que las demás.

Y como el buen estilo y la buena comprensión tienden a la economía de vocablos, ningún término puede resultar gratuito. El receptor entenderá siempre que si una palabra figura en una oración, es porque añade significado. Y si no lo añade, dificulta el entendimiento o engaña (a menudo sin que exista esa intención).

Por ejemplo, el 28 de junio a las 8.42 se pudo oír en una emisora española que narraba el encarcelamiento de Luis Bárcenas: “Le tomaron las huellas dactilares de los dedos de sus manos”. Lo cual da a entender que a veces las huellas dactilares se toman de algún otro lugar del cuerpo.
Y si contásemos que las calles de la ciudad se hallaban cubiertas de “nieve blanca”, entonces la máxima de relevancia nos invitaría a pensar que existe nieve de cualquier otro color. [...] 

La redundancia de significado no relevante (es decir, con palabras prescindibles) se denomina “pleonasmo”, vocablo procedente del griego pleonasmós (“sobreabundancia” o “exageración”). Como sucede con el colesterol y con las amistades, hay pleonasmos buenos y pleonasmos poco recomendables. Los buenos añaden expresividad, ironía… algo: “Cállate la boca”, por ejemplo. Y los pleonasmos malos no suelen añadir nada: “El estadio estaba completamente abarrotado”, “es totalmente gratis”, “vio un falso espejismo”, “se aprobó con la unanimidad de todos los grupos” (ejemplos extraídos de los periódicos).

La política y el periodismo abundan en pleonasmos malos. Y queríamos llegar hasta aquí para preguntarnos si la abundancia de pleonasmos no implicará que algunas personas están dejando de creer en la fuerza de muchas palabras y en sus significados redondos; y si eso explicará tal vez el desmedido uso del adverbio “absolutamente” entre quienes hablan en público: estamos absolutamente felices, absolutamente decididos, absolutamente seguros. Quienes se expresan así imaginan acaso fisuras en las palabras más sólidas; o quizás esos vocablos se les han desgastado por su desempeño falso y artificial. [...] Leer más