Berna González Harbour
[...] Leer alarga la vida, y cuanto más, mejor. Aquí no hay dietas
y el único milagro está en la mayor cantidad: los lectores de 3,5 horas a la
semana de media viven un 17% más que los que no abren un libro; quienes leen
más tiempo aún, un 23% más. Son casi dos años —¡dos años!— de propina que
merece la pena tener en cuenta.
Un estudio sobre salud y jubilación realizado por
investigadores de la Universidad de Yale ha evaluado durante 12 años a 3.635
personas y, después de eliminar los factores correctores de sexo, raza,
situación de salud y posibles obesidad o depresión, certifica limpiamente que
leer alarga la vida.
El estudio, publicado en Social Science & Medicine,
concluyó que los lectores de libros suelen ser mujeres con estudios y mayor
poder adquisitivo, pero no es eso lo determinante sino, simplemente, leer. “La
gente que lee media hora al día ya tiene una ventaja de supervivencia
significativa con respecto a los que no leen nada”, explica Becca R. Levy,
profesora de Epidemiología de Yale y principal autora del estudio, a The New
York Times. “Y esa ventaja permanece tras corregir la salud, la educación, las
habilidades cognitivas y muchas otras variables”.
El estudio no evalúa géneros literarios ni calidades, y
aparentemente Cervantes o Dickens tienen las mismas posibilidades de alargarnos
la vida que Ildefonso Falcones o Dan Brown. La prensa, nos dicen, no cuenta
igual. ¿Tal vez el siguiente paso para Yale es medir con qué autores podemos
vivir un poco más? Es una idea.
Ahora ya sabemos que la poesía no aporta antioxidantes como
el arroz integral y que, sin embargo, Rafael Cadenas o Claribel Alegría son
pura gimnasia para la cabeza; como el ensayo no tiene que ver con las grasas
monoinsaturadas ni la novela con el riesgo cardiovascular, y sin embargo un
Houellebecq o José Luis Sampedro nos pueden mantener el nivel de las
palpitaciones adecuadas. Es un hallazgo genial para acabar el verano: por una
vez, la droga que queremos en vena es buena para la salud. A ser posible, con
una tostada integral en la otra mano.
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