Jaime Rubio Hancock
Empecemos con una palabra de cinco sílabas: enantiosemia. Se
trata de “un tipo de polisemia en el que una palabra tiene dos sentidos
opuestos”, como explica Fundéu en el primer volumen de su Compendio ilustrado y azaroso de todo lo que siempre quiso saber sobre
la lengua castellana.
Estas palabras con dos significados opuestos también se
llaman autoantónimos. Es decir, significan una cosa y la contraria. Alguno
puede suponer que la Real Academia de la Lengua se ha rendido y ya le da todo
igual, pero el origen de estas enantinosemias suele ser rastreable. Como
explica Fundéu, a veces son el resultado de los usos irónicos y en ocasiones,
de las antífrasis, una figura retórica por la que “se designan personas o cosas
con voces que significan lo contrario de lo que se debiera decir”. Veamos 19
ejemplos:
Alquilar:
significa tanto dar algo en uso a cambio de un precio durante un tiempo
determinado como tomar algo para usarlo a cambio de un pago. Es decir, el
sujeto de la frase "Pedro alquiló un piso" puede ser "tanto
quien cede algo en alquiler como quien lo toma”.
Animal: puede
usarse en sentido figurado para hablar de una “persona de comportamiento
instintivo, ignorante y grosera” y también para referirse a alguien “que
destaca extraordinariamente por su saber, inteligencia o esfuerzo”.
Batacazo: es el
golpe que nos damos al caer y un “fracaso o caída brusca en un asunto, negocio
o posición”. Pero en algunos países de América se usa como “triunfo o suceso
afortunado y sorprendente”.
Casero: es el
“dueño de alguna casa, que la alquila a otra persona”. Pero el diccionario
también recoge la acepción contraria: “inquilino, persona que ha tomado una
casa en alquiler”.
Conjurar: puede
ser “conspirar, uniéndose muchas personas o cosas contra alguien, para hacerle
daño o perderle”. Y, al contrario, “impedir, evitar o alejar un daño o
peligro”. No solo eso, también significa “invocar la presencia de los
espíritus” y “decir exorcismos”, es decir, expulsar al demonio.
Dar clase:
significa tanto “impartir una lección, pronunciar una conferencia o charla”,
como “recibir una clase”.
Defender: según
el diccionario, amparar, librar, proteger. “El policía defiende a ese señor”.
También, impedir, estorbar. “El defensa defiende al delantero”.
En absoluto:
puede usarse para decir “de manera general, resuelta y terminante”. Y “no, de
ningún modo”.
Enervar:
debilitar, quitar las fuerzas. Pero también, poner nervioso. Este es el sentido
más habitual, como apunta el Diccionario panhispánico
de dudas: se añadió al francés en el siglo XIX, de donde pasó al español.
“Es uso asentado en la norma culta y debe considerarse aceptable”.