Las palabras más autóctonas de Colombia, Guatemala y Puerto Rico
Winston Manrique Sabogal | El País | 19 OCT 2013
Colombianísimo es el uso indiscriminado de la palabra vaina, comodín universal que para todo sirve. Exclamamos ¡qué vaina! cuando se trata de un desastre, y ¡qué buena vaina! para referirnos a un triunfo e incluso a la salvación. Para precisar su extenso significado, suele utilizarse precedida por el pronombre demostrativo esa: Pásame esa vaina, decimos señalando con el índice, y podemos estar pidiendo desde una aguja hasta un elefante. Ya salí de esa vaina alude a cualquier alivio, desde curarse de un resfrío hasta ganar un juicio contencioso- administrativo. Al extranjero que visite estas tierras, familiarizarse con el múltiple y versátil manejo de vaina le ahorra tener que aprender español. En cuanto a amplitud de cobertura, vaina sólo es equiparable al omnímodo mierda (v. gr. queda en la mierda; se me perdió esa mierda; qué es esta mierda). El cosmos entero cabe envaina, que se destaca como concepto borgiano por excelencia aunque el propio Borges nunca lo haya utilizado: Vaina es el Alfa y el Omega; Vaina es el Aleph. Laura Restrepo
En 1974 se puso en circulación esta palabra de origen maya-mam, kaibil, para designar un tipo de comandos especiales que combatieron en la guerra contraguerrillas en Guatemala, los que se hicieron notorios por su crueldad extrema y porque participaron en numerosos actos de genocidio. Kaibil aparece casi a diario en la prensa guatemalteca, se usa tanto en relatos y novelas como en poemas y ensayos y películas documentales y de ficción.
El puertorriqueñismo por excelencia es el verbo "bregar". Yo brego, tu bregas, estamos bregando, eso lo bregamos ahora; " !chico, brega bien! ". Me imagino que la ubicuidad de la palabra explica todo un modo de vida. Hay que bregar mucho para vivir en Puerto Rico. Hay que estar dispuesto a negociar, resolver, resolverse, esquivar e inventar soluciones nuevas casi todos los días. Es decir que aquí en la Isla siempre estamos "en la brega". Vivimos, como argumenta nuestro gran ensayista Arcadio Diaz, del arte de "bregar".
Colombia: VAINA
Laura Restrepo
Laura Restrepo
Colombianísimo es el uso indiscriminado de la palabra vaina, comodín universal que para todo sirve. Exclamamos ¡qué vaina! cuando se trata de un desastre, y ¡qué buena vaina! para referirnos a un triunfo e incluso a la salvación. Para precisar su extenso significado, suele utilizarse precedida por el pronombre demostrativo esa: Pásame esa vaina, decimos señalando con el índice, y podemos estar pidiendo desde una aguja hasta un elefante. Ya salí de esa vaina alude a cualquier alivio, desde curarse de un resfrío hasta ganar un juicio contencioso- administrativo. Al extranjero que visite estas tierras, familiarizarse con el múltiple y versátil manejo de vaina le ahorra tener que aprender español. En cuanto a amplitud de cobertura, vaina sólo es equiparable al omnímodo mierda (v. gr. queda en la mierda; se me perdió esa mierda; qué es esta mierda). El cosmos entero cabe envaina, que se destaca como concepto borgiano por excelencia aunque el propio Borges nunca lo haya utilizado: Vaina es el Alfa y el Omega; Vaina es el Aleph. Laura Restrepo
Guatemala: KAIBIL
Rodrigo Rey Rosa
Rodrigo Rey Rosa
En 1974 se puso en circulación esta palabra de origen maya-mam, kaibil, para designar un tipo de comandos especiales que combatieron en la guerra contraguerrillas en Guatemala, los que se hicieron notorios por su crueldad extrema y porque participaron en numerosos actos de genocidio. Kaibil aparece casi a diario en la prensa guatemalteca, se usa tanto en relatos y novelas como en poemas y ensayos y películas documentales y de ficción.
Puerto Rico: BREGAR
Mayra Santos-Febres
Mayra Santos-Febres
El puertorriqueñismo por excelencia es el verbo "bregar". Yo brego, tu bregas, estamos bregando, eso lo bregamos ahora; " !chico, brega bien! ". Me imagino que la ubicuidad de la palabra explica todo un modo de vida. Hay que bregar mucho para vivir en Puerto Rico. Hay que estar dispuesto a negociar, resolver, resolverse, esquivar e inventar soluciones nuevas casi todos los días. Es decir que aquí en la Isla siempre estamos "en la brega". Vivimos, como argumenta nuestro gran ensayista Arcadio Diaz, del arte de "bregar".
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