A pesar de que muchas de estas obras fueron tachadas por la
dictadura, las editoriales, distribuidores y libreros lograron que pequeñas y
medianas cantidades de novelas censuradas por el franquismo llegasen igualmente
a España. Xavier Ayén, autor de Aquellos años del boom, cuenta que tanto en los
sesenta como en los setenta se daban algunas paradojas: "Llegaban novelas
clandestinas y había situaciones extrañas. Podía ser que una obra estuviera
parada en la censura y que, sin embargo, se pudiera conseguir como producto de
importación. Así había muchos menos ejemplares de los que las editoriales
querían publicar de manera legal. En Barcelona, por ejemplo, se podían
conseguir en la librería francesa. Era un circuito muy minoritario y estos
libros no llegaban al gran público".
- Lo que opinaban los censores
Cien años de soledad
“Políticamente, la obra no presenta problema ninguno.
Ideológicamente tampoco, porque no defiende tesis sino que describe
situaciones. Moralmente, presenta un ambiente en el que predomina la
inmoralidad como cosa de todos los días y sin ulteriores preocupaciones éticas,
aunque no falten personajes que se planteen problemas de conciencia. Sin
embargo, no se incurre en descripciones escabrosas ni inmorales: simplemente se
describen situaciones inconvenientes sin aprobarlas ni condenarlas, pero
produciendo una impresión desfavorable hacia tales situaciones. La obra es
AUTORIZABLE. Como novela, muy buena” (15 de febrero de 1969).
El coronel no tiene quien le escriba
“Novela latinoamericana, con la figura central de un coronel
terco y obstinado en su dignidad y siempre esperando la correspondencia que le
comunique la concesión de la pensión bien ganada, pero que nunca llega por los
olvidos o las maquinaciones de la politiquilla imperante. Nada que objetar” (22
de mayo de 1969).
Rayuela
“No es fácil resumir el contenido de esta novela porque se
trata de una narración poco narrativa. Es discursiva. Muy cerebral. No se
cuenta casi nada y se dice y se habla mucho” (2 de junio de 1967).
“Nos hallamos ante una de las principales y más antológicas
producciones de unos de los primeros escritores contemporáneos de
Hispanoamérica...” (12 de junio de 1967).
“Aunque habría bastantes cosas que tachar en esta novela, su
gran calidad literaria obliga a tratarla con todo respeto. Por ello, se deben
pasar por alto ciertas palabras obscenas que no serían admisibles en otra
novela” (25 de junio de 1969).
Ceremonias
“Muy personales como toda su literatura, medio real medio
irreal, de gran finura psicológica y lenguaje a veces lírico, a veces chabacano
a base de extranjerismos, argentinismos, etc. Moralmente no hay nada que
objetar: las descripciones eróticas son escasas y discretas. Políticamente es
inocuo” (18 de noviembre de 1968).
El Aleph
“Este libro contiene una serie de pequeños relatos,
imaginarios y profundos al mismo tiempo. Se trata de uno de los más grandes
líricos de la lengua española. El gran poeta argentino pone en este libro lo
imaginario y la profundidad filosófica” (27 de noviembre de 1969).
Ficciones
“Al pensar por cuenta propia el autor formula alegremente
hipótesis las más paradójicas [sic], que presenta como tesis inconclusas,
cultivando en la expresión (al menos en la traducción) un lenguaje hermético a
tono con lo esotérico de los temas, lo que hace que estos sean, para los
lectores no iniciados en las metafísicas agnósticas, el laberinto de los
laberintos.” (4 de junio de 1956).
“Con alardes de ingenio el autor de ‘Ficciones’, Jorge Luis
Borges, sutiliza bordando una serie de temas que se incorporan por derecho
propio y legítimo dentro de la categoría de bellas y cultas digresiones más o
menos fantásticas, pero acusan en último término la extensa cultura, la
fertilidad de la imaginación y el humorismo, quizás exagerado” (8 de junio de
1956).
La ciudad y los perros
“Un poco a lo ‘Buscón’ por el desenfado truculento del
lenguaje, se aparta, sin embargo, del patrón quevedesco por una marcada
complacencia con las descripciones obscenas, sobre todo en la de adulterio
incestuoso...; en la de la visita al lupanar...; en la de los actos de
sodomía...; en la de la escena de voluptuosa depravación...” (25 de febrero de
1963).
“Se ambienta el internado relatando la vida y costumbres de
una juventud degenerada —reflejo ciertamente de unas extensas juventudes
hispanoamericanas—, pero sustancialmente el nudo de la obra, entre tanto
episodio y peripecia de la juventud que allí habita, consiste en hacer crítica
áspera y dura de la pedagogía y reglamentos militares” (2 de mayo de 1963).
Pedro Páramo
“En los lugares arriba señalados hay descripciones crudas de
hechos y situaciones inmorales, que a juicio del lector que suscribe aconsejan
que no se autorice la distribución de tal novela.” (4 de ocubre de 1955).
Pedro Páramo y El llano en llamas
“La literatura de Juan Rulfo, como es sabido, es bronca,
alucinante, milagrera y de honda raíz popular. Lo mejor del volumen es ‘Pedro
Páramo’. Los relatos son más desiguales. Aunque abundan los detalles eróticos
en estas narraciones, están expuestos con sobriedad, por lo que son admisibles.
En otros aspectos, al aludirse siempre a la realidad mexicana no hay motivos
para objeciones” (18 de noviembre de 1969).
Extracto del artículo de F. Sánchez y D. Fonseca. El texto completo en El País
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