Ilustración: Luis Demano |
La I debe su característico punto a que se confundía con la
u al escribirse en cursiva en la Edad Media. Procede de la iota griega, al
igual que la J, que quedó para fonemas consonánticos. En Roma también servía
para representar el número 1. Es la séptima letra más frecuente: en un texto
cualquiera, el 6,25% de las letras serán íes.
Icástico. Natural, sin disfraz ni adorno.
Icnita. Huella fosilizada de un animal.
Idiolecto. Conjunto de rasgos propios de la forma de
expresarse de un individuo.
Ignaro, ra. Que no tiene noticia de las cosas.
Ignavo, va. Indolente, flojo, cobarde.
Ilécebra. Halago engañoso, cariñosa ficción que atrae y
convence.
Imbele. Incapaz de guerrear o de defenderse, especialmente
por ser débil o flaco o por carecer de fuerzas y resistencia.
Imbornal. Boca o agujero por donde se vacía el agua de
lluvia de los terrados. También, abertura practicada en la calzada, normalmente
debajo del bordillo de la acera, para evacuar el agua de lluvia o de riego.
Íncola. Habitante de un pueblo o lugar.
Incuria. Poco cuidado, negligencia.
Ineluctable. Dicho de una cosa: Contra la cual no puede
lucharse.
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