lunes, 24 de julio de 2017

‘Cocreta’ no está en el ‘Diccionario’


'Cocreta' nunca se incluyó en el Diccionario. Aunque podía haber ocurrido. En esa forma popular y vulgar se aplica el mismo tipo de metátesis (o transposición de una letra) que ya se produjo en cocodrilo (etimológicamente crocodilo). Y eso se parece a lo que sucedió con murciélago (etimológicamente, 'murciégalo': ratón ciego; del latín mus, muris, ratón, y caecŭlus,ciego).

Pero lo de 'cocreta' da mucho juego. Un eminente académico suele pedir 'cocretas' en los restaurantes por pura broma, ante el desconcierto general.

Ahora bien, tanto 'murciégalo' como 'almóndiga' aparecen en el léxico de la Academia con sendas marcas que desaconsejan esos vocablos; se califican ambos términos como “en desuso” y se les añade la tacha de vulgaridad.

Y ahí está la clave del actual criterio académico. Una abogada puede espetarle a su hermano “no tienes ni puta idea de derecho fiscal”, pero en una vista oral preferirá decir al ministerio público: “Creo que la fiscalía no ha considerado en su exposición la última reforma aprobada sobre el IVA”. Las dos frases son lingüística y gramaticalmente correctas, sin embargo “ni puta idea” no se considera elegante. Igual que 'almóndigas'.

El problema de fondo, coinciden algunos lingüistas, se da cuando un hablante sólo puede usar el registro vulgar porque no ha recibido la formación necesaria para expresarse con un español más culto. El artículo completo de Álex Grijelmo en El País

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