sábado, 26 de noviembre de 2016

La última batalla de la Tizona del Cid

La Tizona en el Museo de Burgos. Foto de Patricia González
Más de mil años después de dejar de servir a Rodrigo Díaz de Vivar, considerado su primer dueño, la Tizona, la histórica espada del Cid Campeador, ha sido protagonista de un largo pleito judicial al que ahora ha puesto fin el Tribunal Supremo. La sala de lo Civil ha determinado que José Ramón Suárez-Otero Velluti, XVI marqués de Falces, era el titular por herencia de la espada y podía disponer íntegramente de ella, como hizo al venderla en 2008 por 1,5 millones de euros. Los compradores, un grupo de empresarios burgaleses, la donaron luego a la Junta de Castilla y León.

La Tizona, una espada de 93 centímetros de largo y 4,5 de ancho forjada posiblemente en Sevilla, fue depositada en julio de 1944 en el Museo del Ejército de Madrid, donde permaneció expuesta al público hasta que en 2007, el actual marqués de Falces la vendió por 1,5 millones de euros a un grupo de empresarios que la donó a la Junta de Castilla y León. El Gobierno castellano-leonés depositó la espada en el Museo de Burgos y fue entonces cuando las herederas de Pedro Velluti conocieron la existencia de la Tizona y se plantearon la posibilidad de que fuera parte su herencia. Pero el Supremo no les ha dado la razón. La noticia completa en El País

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