lunes, 21 de noviembre de 2016

"Empoderar" toma el poder

El verbo “empoderar” y el sustantivo “empoderamiento” menudean en el léxico de los movimientos sociales y desatan la perplejidad de muchos hablantes cuando los oyen en la vida pública.

Quienes tachan “empoderar” y “empoderamiento” de horribles neologismos quizá se sorprendan al saber que ambos términos ya circulaban en los diccionarios de español del XVI y el XVII (obras anteriores a la creación de la Real Academia). Sin embargo, cayeron pronto en desuso, desplazados por sus sinónimos “apoderar” y “apoderamiento”.

Pero mientras que “empoderar” agonizaba en español, cobraron fuerza en inglés to empower y empowerment, traducidos tradicionalmente a nuestra lengua como “apoderar” y “apoderamiento”, pues eso mismo significaban. Sin embargo, ambos vocablos adquirirían en aquel idioma un sentido adicional: la acción o el efecto de que una colectividad alcance un poder que antes tenía vedado (“el empoderamiento de la mujer”, por ejemplo).

Así que los sociólogos y los movimientos sociales no tardaron en clonar to empower como “empoderar”, pese a que disponían de “apoderar” (hasta entonces equivalente del verbo inglés) y de la posibilidad de estirar una de sus acepciones —“hacerse fuerte”— como había sucedido en aquella lengua.

La Real Academia Española adoptó para el Diccionario de 2014 una doble decisión:
1. Rescatar el vetusto “empoderar” del XVI —13 años después de haberlo desechado en 2001— con la etimología de en- y poder (otorgar un poder); pero marcándolo de nuevo como término en desuso.
2. Añadir una segunda entrada de “empoderar”, con origen en el verbo inglés y con su significado moderno clonado al español: hacer fuertes o poderosos a quienes antes se hallaban desfavorecidos.

Por tanto, este viejo verbo castellano que un día estuvo moribundo se ha revitalizado y ha crecido en época reciente… gracias al inglés.

Extracto del artículo de Álex Grijelmo. El texto completo en El País

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