Ilustración: Luis Demano |
Ya lo explicamos cuando tocó hablar de la C: la G y la C
tienen el mismo origen: la gimel de los fenicios, árabes y hebreos. Su forma
derivaría del jeroglífico egipcio con forma de honda. En los textos latinos
tempranos, la C, la K y la Q se usaban para los sonidos /k/ y /g/. La G comenzó
a diferenciarse de la C a partir del siglo III a. C. La G es la decimosexta
letra más frecuente en español: en cualquier texto, aparecerá una 1,01% de las
veces.
Gaitería. Vestido o adorno, o modo de vestir y adornarse, de
varios colores fuertes, alegres y contrapuestos.
Galfarro. Hombre ocioso, perdido, que se mantiene hurtando.
Y, aunque en desuso, ministro inferior de justicia.
Garambaina. Adorno de mal gusto y superfluo en los vestidos
u otras cosas. También, ademanes afectados o ridículos. Letras o rasgos mal
formados y que no se pueden leer. Cosas y dichos inútiles, tonterías,
pamplinas.
Garullada. Conjunto desordenado de gente.
Garzón. Muchacho joven. Niño, hijo varón. Viene del francés
garçon, que significa muchacho o mozo.
Gatazo. Engaño que se hace a alguien para sacarle dinero u
otra cosa de valor.
Gavilancillo. Pico o punta corva que tiene la hoja de la alcachofa.
Georama. Globo geográfico, grande y hueco, sobre cuya
superficie interior está trazada la figura de la Tierra, de suerte que el
espectador que se coloca en el centro de dicho globo abarca de una ojeada el
conjunto de los mares, continentes, etc.
Germanía. Jerga o manera de hablar de ladrones y rufianes,
usada por ellos solos y compuesta de voces del idioma español con significación
distinta de la verdadera, y de otros muchos vocablos de orígenes muy diversos.
Un ejemplo de término de germanía con la G es guido, que significa “bueno en su
género”.
Ginecocracia. Gobierno de las mujeres.
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