Ilustración: Luis Demano |
La letra F viene de la fenicia waw, que se pronunciaba como
la w. De ahí pasó a la digamma griega, que desapareció, y al etrusco, donde
adoptó el valor fonético que tiene actualmente y con la que pasó al alfabeto
latino. En la notación anglosajona es la nota fa. No es de las letras más
frecuentes: en cualquier texto en español tendrá una frecuencia media de un
0,69%, siendo la vigésima letra más usada.
Si todo fuera por eso, le tendríamos que poner una F, que es
la nota más baja en los colegios anglosajones.
Facundo. Fácil y desenvuelto en el hablar.
Falocracia. Predominio del hombre sobre la mujer en la vida
social. Y falócrata, el partidario de la falocracia.
“Nuestra generación falocrática
ha sufrido demasiadas oscilaciones en su falocracia a lo largo del siglo.
Estamos a punto de gatillazo”, escribía Francisco Umbral en EL PAÍS en 1979.
Faramalla. Charla artificiosa encaminada a engañar. Farfolla
(cosa de mucha apariencia y poca entidad). Persona faramallera.
Farfantón. Hombre hablador, jactancioso, que se alaba de
pendencias y valentías.
Fierabrás. Persona grande y fuerte, especialmente la
fanfarrona y jactanciosa. Procede de Fierabrás, un sarraceno de los cantares de
gesta de gran fuerza y estatura. Y de ahí el bálsamo de fierabrás, que curaba
todas las heridas y aparece en el Quijote.
Filautero, ra. Egoísta
Fililí. Tela muy ligera de lana y seda que se solía traer de
Berbería. En uso coloquial, también es delicadeza, sutileza, primor de alguna
cosa. También se usa para hablar de una persona débil, flaca.
Flébil. Adjetivo poético, que significa digno de ser
llorado. Lamentable, triste, lacrimoso.
Formidoloso, sa. Que tiene mucho miedo. Espantoso, horrible
y que da miedo.
Francachela. Reunión de varias personas para regalarse y
divertirse comiendo y bebiendo, en general sin tasa y descomedidamente.
Fruir. Gozar.
Fuguillas. Persona de genio vivo, rápido en obras e impaciente
en el obrar de los demás.
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