domingo, 28 de junio de 2015

Los libros curan

Martín Caparrós | El País | 2 jun 2015
'Niña leyendo' (1850) de Franz Eybl.
Hay libros que te cambian la vida. O, por lo menos, eso dicen los “biblioterapeutas” de la School of Life, una institución que dirige en Londres el filosofador best seller Alain de Botton. “La vida es demasiado corta para leer libros malos”, dice su presentación, “el problema es que, con tantos miles de libros publicados, es difícil saber por dónde empezar”. Ellos quieren guiarte y, para comenzar, te explican las ventajas de los libros. Para mí, que nunca supe por qué leía o escribía, fue una revelación tras otra –o casi–:
–que leer parece una pérdida de tiempo pero en realidad es un enorme ahorro, porque te presenta un arco de hechos y emociones que tardarías años, siglos en vivir;
–que leer es entrar en un simulador de vida que te lleva a testear sin peligro todo tipo de situaciones y decidir qué te conviene más;
–que leer produce la magia de mostrarte cómo ven las cosas los demás y entonces te hace ver las consecuencias que tienen tus acciones y eso te hace, dicen, ser mejor persona;
–que leer te hace sentir menos solo porque te muestra que esas cosas raras que piensas las han pensado otros, que han sabido ponerlas en palabras que te describen aún mejor que lo que tú mismo podrías;
–que leer te prepara para eso que la crueldad del mundo moderno llama “fracasar”, mostrándote la falsedad, la banalidad de eso que este mundo llama “éxito”.
Para eso, dicen, no hay que tratar la lectura como un entretenimiento, un pasatiempo playero, sino como un instrumento para vivir y morir con más sentido y más sabiduría. O sea: una terapia. La biblioterapia, su creación, consiste en entrevistar al “paciente”, escuchar sus problemas, sus gustos, sus experiencias lectoras y recomendarle los tres o cuatro libros que mejor pueden ayudarlo. Cada cita no cuesta más que 110 euros –unos cinco o seis tomos–. No hay, todavía, estudios sobre su eficacia; por ahora se sabe que el invento ya avanzó hasta Francia –y amenaza cruzar el Pirineo–.

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