domingo, 10 de noviembre de 2013

Insultos

ÁLEX GRIJELMO El País |10 NOV 2013
Decimos “tarambana” y pronunciamos, en efecto, cuatro veces la misma vocal para referirnos a una persona de poco criterio. La reiteración de la letra a parece muy productiva. Al hombre rudo y tosco se le llama “ganapán”. “Mangarrán” (perezoso) se emplea en el norte, y “charlatán” por todas partes. A un estúpido le dicen “soplagaitas”. Y al informal, “cantamañanas”. Y para el achulado y de mal gusto se usa “macarra”. Al que rehúye el trabajo lo tachan de “haragán”; y a quien se enoja con facilidad, de “cascarrabias”. La persona simple y crédula puede ser un “papanatas”; y el sinvergüenza y frescales, un “bandarra”.
Entre los bisílabos, al retrógrado se le tilda de “carca”; y el que no da ni una saldrá incluso bien librado si alguien lo define como un “manta”. La reiteración de la a aparece igualmente en “gañán” o en “patán”, en ambos casos personas zafias: y también en “mandria”: un inútil.
El pelele. Goya
Lo mismo sucede con la frecuencia de la e. “Petimetre” define a quien se obsesiona con las modas, Y al entremetido y de poco provecho le llaman “mequetrefe”. El navarrismo “menerre” censura al inútil. Al débil que no sirve para un trabajo físico se le clasifica como “enclenque”. Y la persona manejable es un “pelele”.
La letra o, por su parte, resulta mucho más rotunda: “Tonto”, “bobo”, “tosco”, “ñoño”, “soso”, “glotón”, “fofo”… Al que es más simple que el mecanismo de un lapicero se le adjudica la voz “zolocho”; y al hombre que parece no enterarse de nada pero no se descuida en su provecho, “zorrocloco” (muy extendida en Canarias). Y al irrelevante se le considera un “zorrocotroco”.
La i tiende a señalar lo pequeño o despreciable (nimio, ínfimo…), y con esa idea se relaciona al “chisgarabís”. El que pone reparos de poquísima monta es un “tiquismiquis”. Y a quien carece de importancia el diccionario le llama “mindundi”.
Por supuesto, no todos los insultos populares se basan en esas eufonías. También existen “estúpido” o “idiota” o “gilipollas”. Y quizás por ello parecen más fuertes.

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