miércoles, 11 de enero de 2017

¿Eufemismo o timo?

  • Una de las habilidades lingüísticas del poder consiste en aparentar que todo lo que nos impone lo hacemos por propia iniciativa


Álex Grijelmo
Viñeta de El Roto publicada en El País (6-10-13)
La secretaria de Estado de Inmigración, Marina del Corral, aseveró en 2012 que la emigración de los jóvenes se debe a factores como su “impulso aventurero de juventud”. No tardó en correr el chiste de que los africanos que llegan en patera están en realidad practicando deportes de riesgo.

En abril de 2013, la ministra Fátima Báñez llamó a la emigración “movilidad exterior”. Y el pasado 21 de diciembre, el ministro de Exteriores, Alfonso Dastis, abundó en que “quienes salen fuera lo que muestran es una iniciativa, una inquietud, una amplitud de miras, una apertura a nuevos horizontes”.

Esa pulsión de transformar lo obligado en voluntario latía ya en el cambiazo que nos dieron con “austeridad”. La cercenadura de derechos sociales que ha producido esta crisis, y que el Gobierno implantó con entusiasmo y quizás más allá de lo necesario, se ha llamado “austeridad”. Esta palabra definía la decisión individual y voluntaria que consiste en renunciar a lujos y excesos. Pero ahora lo que se halla detrás de ese vocablo (he ahí el cambiazo) no es la situación elegida por una persona, sino la impuesta para todos por el poder. Y no se trata ya de prescindir de lo innecesario, sino de renunciar a lo imprescindible. Vaya una austeridad ésta. Se mantiene el prestigio del término pero se suplanta su significado.

Un paso más en esa tarea de que lo obligatorio parezca voluntario lo dio de nuevo el pasado diciembre la ministra de Trabajo. Los periodistas le preguntaron a Fátima Báñez si el incremento en las recaudaciones fiscales anunciado por el Gobierno supone incumplir su promesa de no subir los impuestos, y la ministra respondió: “El Gobierno lo que ha pedido es un esfuerzo adicional en el ámbito de los ingresos (…)”. Y claro, el PP “no ha incumplido la promesa” porque ese “esfuerzo” se pide (otro cambiazo: “esfuerzo” en vez de “sacrificio”). Continúa en El País

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