jueves, 17 de abril de 2014

Luto en la Tierra y en Macondo: Ha muerto Gabriel García Márquez

Uno de los grandes escritores de la literatura universal ha fallecido en México DF a la edad de 87 años

El narrador y periodista colombiano, ganador del Nobel en 1982, es el creador de obras clásicas como 'Cien años de soledad', 'El amor en los tiempos del cólera', 'El coronel no tiene quien le escriba', 'El otoño del patriarca' y 'Crónica de una muerte anunciada'.

Nació en Aracataca y fue el creador de un territorio eterno llamado Macondo donde conviven imaginación, realidad, mito, sueño y deseo. 

Con él la literatura abrió rutas maravillosas. 

Fue uno de los protagonistas de la universalización del 'boom' de la novela hispanoamericana


El ‘boom’ y el blindaje de la literatura

Hasta octubre de 1967 apenas hubo noticia de su existencia ni de su obra en la prensa española, diaria o cultural


Catedrático de literatura española en la Universidad de Barcelona

García Márquez recoge el Premio Nobel
de Literatura en 1982
Llegó el último aunque hoy parezca mentira. Poco menos que hasta finales de 1967 no hay apenas noticia de su existencia ni de su obra en la prensa española, diaria o cultural. Pero no por lo que todos maliciamos, es decir, porque los periódicos y los escaparates de las librerías están colonizados por franquistas ignotos –tipo Pombo Angulo– porque eso es sólo una parte de la verdad. Desde 1960 empiezan a rodar aquí un buen puñado de nuevos nombres para el lector español entre los cuales no está Gabriel García Márquez. Pero están, y con espacios destacados en periódicos e incluso con dossiers y monográficos de revistas, otros nombres con resonancia creciente: Jorge Luis Borges y Ernesto Sábato, Adolfo Bioy Casares, Carlos Fuentes, Alejo Carpentier, Miguel Ángel Asturias (y el bombazo de la noticia de su premio Nobel a finales de 1968), Guillermo Cabrera Infante y, sobre todo y por delante de todos, Julio Cortázar y Mario Vargas Llosa. Los están descubriendo, porque desde 1960 algunos españoles los sacan en los papeles, en Destino, en Informaciones, en Pueblo o en La Vanguardia o en El Ciervo y además les dan los premios más modernos y provocativos, más in, como el Biblioteca Breve. Recae desde 1961 en raros, raros de verdad, que escriben con una lengua mojada, palabrera, oral y culta, como lo hace Vargas Llosa en La ciudad y los perros, como lo hace con descaro y sin decoro Cabrera Infante enTres tristes tigres, o como lo hace más estirado y planchado, Carlos Fuentes.
Todos, o casi todos, menos García Márquez, que no está por ningún lado. Es el más tardío pero también el más explosivo, el que pasa de no estar a estar absolutamente y colonizar de golpe y con todas las armas la fantasía de los lectores, incluso de los más señorialmente displicentes, como Juan Benet, que también cae rendido desde el mismo 1968. Es como el chispazo, o la mecha o el gatillo que confirma la plenitud de nuevos nombres americanos porque todos ellos ya están y sobre todo, ellos sí saben de ese colombiano remiso y reconcentrado que es autor de La hojarasca, saben que existe Macondo, saben que ha escrito en la prensa el deslumbrante Relato de un náufrago y sobre todo saben que es autor ya de El coronel no tiene quien le escriba. Aunque aquí apenas lo sabe nadie hasta ese octubre de 1967, cuando Joaquín Marco, Pere Gimferrer y Rafael Conte -exactamente el mismo día, 14 de octubre de 1967, y unos en Destino y el otro en Informaciones- consagran al portento que menos de un año después ha vendido la fabulosa cifra de 80.000 ejemplares y en Italia ha arrasado entre los lectores de librería. Leer más

Especial de "El Espectador", periódico colombiano en el que comenzó a escribir

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