lunes, 20 de febrero de 2017

La recompensa

 
Luis García Montero

Aunque no sea verdad,
porque el tiempo hace mundos igual que se hace daño,
déjame que aproveche este calor final
de la tarde imprecisa.
Quiero sentirme dueño de las horas.

Para encontrarme a mí
he aprendido a seguirte.

Salgo por la memoria y no llego a un recuerdo,
sino a este modo de vivir despacio
las cosas que me das.

Todavía camino por la ciudad aquella
y soy el habitante de lo que sucedió
la semana que viene,
de los hechos que pueden ocurrir
hace ya muchos siglos,
cuando los pies del tiempo que nos falta
escriban junto al mar
la orilla laboriosa del pasado.

Todo está en ti. Y todo permanece
mientras rueda en el cielo
la luna primitiva.

Cada intuición es una huella,
cada recuerdo el porvenir,

hoy es ayer para decir mañana.

Este poema y otros dos más del libro inédito A puerta cerrada, que publicará en otoño la editorial Visor, se pueden leer en Zenda

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