Aleixandre y Hernández vistos por Sciammarella |
Es precisamente ese fulgor el que se ha ido matizando con la
publicación de sus epistolarios. Así, la aparición en 2002 de las cartas de
Pedro Salinas a Katherine Whitmore certificó que la verdadera destinataria de
los versos de La voz a ti debida y Razón de amor, dos de los grandes poemarios
amorosos de las letras hispánicas, no era la señora Salinas sino una profesora
estadounidense a la que el escritor había conocido en el verano de 1932.
“Crear con los hilos
de esta correspondencia un mundo netamente diferenciado del otro. El otro es
alrededores”, le escribe el poeta a su amada. Ni que decir tiene que el retrato
oficial se hizo durante décadas con los alrededores vitales de este escritor
que ya diez años antes de que se publicaran esas cartas había protagonizado
otra revelación epistolar. Las puyas de Luis Cernuda hacia el propio Salinas,
del que había sido alumno en Sevilla, se consideraron fruto de la
susceptibilidad del autor de La realidad
y el deseo hasta que la aparición en 1992 del epistolario entre el maestro
y su amigo Jorge Guillén demostró que no todo eran manías de hiperestésico. En
su correspondencia, los senior del 27 se refieren al joven como “el Cernudo” al
tiempo que lamentan no haber podido “evitar” la salida de su primer libro.
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