Ilustración: Alejandra Hidalgo |
2. Por afán de imitación. Para ser como mis padres.
3. Para dar ejemplo a mis hijos.
4. Para recuperar a mi padre. Murió cuando yo era niño y dejó todos aquellos libros en la biblioteca. ¿Leyéndolos conseguiría averiguar algo de cómo era?
5. Para encontrarme a mí mismo
6. Para encontrarme con los demás
7. Para huir de los demás.
8. Por distraerme. El tiempo pasaba entonces muy despacio y no había esa gran oferta de máquinas con botones.
9. Por envidia. Escuchaba a alguien que utilizaba una palabra que yo no había oído e instantáneamente la quería para mí. Me preguntaba: ¿cómo sabrá eso? ¿será porque lee?
10. Por diversión. Tal vez mis aventuras favoritas fueran las de Mortadelo y Filemón, pero hoy recuerdo con más cariño los extraordinarios relatos de Tío Vázquez.
11. Por curiosidad. Ella le llamó promiscuo. Y él salió corriendo a mirar el diccionario. Leer más
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