Félix Grande, que escribió en dos versos que sólo son verdaderas / las palabras irreparables, murió a los 76 años en Madrid víctima de un cáncer. Fue Premio Nacional de las Letras en 2004.
Por si en sus ocho libros de poemas quedaba alguna duda sobre la relación entre literatura y vida él llamó Biografía a su poesía reunida y Libro de familia a su último poemario. En él habla de los suyos, es decir, de Vallejo y Machado, del flamenco, de su mujer y su hija (Francisca Aguirre y Guadalupe Grande, también poetas). Y de su madre, una mujer que amenazaba con suicidarse porque, contaba su hijo, llevaba dentro el “espanto” de la Guerra Civil: Oh madre alucinada, o madre medio loca, princesilla / del martirio, emperatriz del pánico, sacerdotisa / de la calamidad, hormiguita cargada con la piedra / del miedo universal del mundo.
Aquella madre trabajaba en el hospital de Mérida mientras el padre combatía en el bando republicano y por eso Félix Grande nació el 4 de febrero de 1937 en la capital extremeña, concretamente, donde se juntan, otra vez las palabras, la calle Concordia y la calle del Calvario, no lejos del Guadiana. Niño de la guerra, la contienda marcó al muchacho como alguien que siempre estuvo entre dos calles: fue extremeño de Tomelloso (Ciudad Real) —donde pasó su infancia y donde será enterrado—, guitarrista flamenco consagrado a la poesía y poeta a caballo entre la generación de los cincuenta y la de los novísimos.Leer más
Disponible una antología en Félix Grande, con una nota biográfica y varias notas críticas.