Foto de Jesús Alberto Pérez Castaños https://www.facebook.com/jesusalberto.perezcastanos |
El espejo siempre fue una amenaza, una presencia constante en las pesadillas infantiles. Al entrar en casa y al pasar de una habitación a otra, resultaba inevitable cruzar ante él. A los niños les asustaba porque jugaban a esconderse del espejo y nunca lo lograban salvo que se encerraran en un cuarto. A finales de un septiembre perdido llegaron dos mozos con un gran envoltorio. Para recuperarlo del guardamuebles, Alicia había vencido el recelo con la curiosidad.
El último día que fueron a la escuela regresaron con una
fiebre muy alta. Primero murió el niño, mientras dormía. La niña, a su lado,
temblaba, ardía. Apenas abrió los ojos esa mañana. Los cerró para siempre
cuando ya habían amortajado a su hermano.
Sola de nuevo Alicia veía recorrer las horas, lentísimas,
por las paredes de su habitación.
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