- El “locutor” ya desplazó al ‘speaker’ y ahora estamos viendo
que “pincho” le pelea el espacio a ‘pendrive´
Ante las palabras llegadas de otras lenguas los hablantes
decidimos entre dos opciones: aceptar que el término ajeno se incorpore al uso
general mediante una escritura acorde con la morfología del español (por
ejemplo “fútbol”) o bien rechazarlo a
cambio de una alternativa creada con los propios recursos del idioma español.
La decisión, eso sí, se hace
esperar. Pero de ese modo la palabra “árbitro” sustituyó al anglicismo referee que se leía en las crónicas
futbolísticas de principios del siglo XX, en las que también se encontraba a cada
rato la grafía footballístico. El
“locutor” desplazó al speaker, y de
igual manera estamos viendo con nuestros propios ojos de hoy que “pincho”
empieza a pelearle el espacio a pendrive.
Y también observamos cómo el antes habitual vocablo de origen francés “pose”
deje su espacio a “postureo”.
“Pose” no salía del antiguo
“posar” (que procede del latín pausare:
tomar descanso, parar; y de ahí “posada”), verbo que desde antiguo significa en
castellano “descansar” o “ponerse en un sitio” (“el pájaro se posó sobre la
rama”), sino que deriva de poser en
francés y equivale en este caso a “permanecer en determinada postura para
servir de modelo a un pintor o escultor” (convendría añadir al fotógrafo, por
cierto). En esos posados se adoptaba una actitud forzada, rígida, ciertamente
antinatural. Y por eso se empezó a decir que alguien “adopta una pose” cuando
finge algo.
Esta locución triunfó desde
principios del siglo XX, y la palabra “pose” fue acogida bajo el manto
académico en 1927, con esta definición: “Galicismo por ‘posición’, ‘postura’,
‘actitud”. En 1985 se agregó la precisión de que se refiere a una “postura
afectada para producir un determinado efecto”. Y con el destilado de todo ese
proceso, el Diccionario actual define
ya “pose” como “postura poco natural y, por extensión, afectación en la manera
de hablar y comportarse” (definición inalterada desde 1992).
Y resulta que “postureo”
equivale precisamente en muchísimos contextos a esa vieja “pose” galicista.
La flamante definición de
“postureo” incorporada en 2014 expresa lo mismo que la aplicada antes a “pose”
en sentido figurado, aunque con distintas palabras: “Actitud artificiosa e
impostada que se adopta por conveniencia o presunción”. (Donde “postura
afectada” significa “falta de sencillez y naturalidad”, “extravagancia
presuntuosa en la manera de ser, de hablar, de actuar, de escribir, etcétera”).