- Una de las habilidades lingüísticas del poder consiste en
aparentar que todo lo que nos impone lo hacemos por propia iniciativa
Álex Grijelmo
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Viñeta de El Roto publicada en El País (6-10-13) |
La secretaria
de Estado de Inmigración, Marina del Corral, aseveró en 2012 que la
emigración de los jóvenes se debe a factores como su “impulso aventurero de
juventud”. No tardó en correr el chiste de que los africanos que llegan en
patera están en realidad practicando deportes de riesgo.
En abril de 2013, la ministra
Fátima Báñez llamó a la emigración “movilidad exterior”. Y el pasado 21 de
diciembre, el ministro de Exteriores, Alfonso Dastis, abundó en que “quienes
salen fuera lo que muestran es una iniciativa, una inquietud, una amplitud de
miras, una apertura a nuevos horizontes”.
Esa pulsión de transformar lo
obligado en voluntario latía ya en el cambiazo que nos dieron con “austeridad”.
La cercenadura de derechos sociales que ha producido esta crisis, y que el
Gobierno implantó con entusiasmo y quizás más allá de lo necesario, se ha
llamado “austeridad”. Esta palabra definía la decisión individual y voluntaria
que consiste en renunciar a lujos y excesos. Pero ahora lo que se halla detrás
de ese vocablo (he ahí el cambiazo) no es la situación elegida por una persona,
sino la impuesta para todos por el poder. Y no se trata ya de prescindir de lo
innecesario, sino de renunciar a lo imprescindible. Vaya una austeridad ésta.
Se mantiene el prestigio del término pero se suplanta su significado.
Un paso más en esa tarea de que
lo obligatorio parezca voluntario lo dio de nuevo el pasado diciembre la
ministra de Trabajo. Los periodistas le preguntaron a Fátima Báñez si el
incremento en las recaudaciones fiscales anunciado por el Gobierno supone
incumplir su promesa de no subir los impuestos, y la ministra respondió: “El
Gobierno lo que ha pedido es un esfuerzo adicional en el ámbito de los ingresos
(…)”. Y claro, el PP “no ha incumplido la promesa” porque ese “esfuerzo” se
pide (otro cambiazo: “esfuerzo” en vez de “sacrificio”). Continúa en El País
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