Luis G. Montero |
Algo huele mal cuando los saberes se humillan ante el utilitarismo económico. Algo va mal cuando se pide a las universidades, a los investigadores, a los profesores que enfoquen su trabajo hacia la rentabilidad comercial. Algo corre por mal camino cuando se confunde el éxito humano con la acumulación de dinero y se piensa que la felicidad no depende de la realización completa de una vida, una vocación, un carácter, sino de las cifras altas en un saldo de beneficios.
En este panorama depredador y economicista resulta difícil mantener la importancia del saber humanístico, el valor de la cultura clásica, el sentido de la poesía. Leer más
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