Vamos creando frases hechas que circulan a sus anchas y a
sus largas por los textos informativos, conformando la idea de un mundo en el
que ciertas cosas ocurren por algún designio incontrolable. Un avión se retrasa
“por razones operativas” o “por razones técnicas”; los precios “han tenido un
comportamiento al alza”, y los datos equivocados sobre el patrimonio de la
infanta Cristina entregado por Hacienda al juez fueron consecuencia de “un
fallo informático”; expresiones todas ellas en las que el verdadero desencadenante
de la acción se camufla: los aviones no parecen tener operadores ni técnicos,
los precios se comportan solos sin que nadie los suba o los baje, y los
programas del ordenador han adquirido vida propia.
Y de eso se trata, de
camuflar. El truco consiste en alejar gramaticalmente a las personas de los
fenómenos que ellas mismas provocan y, así, sin sujeto que realice la acción nadie es responsable. Leer más
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