domingo, 29 de septiembre de 2013

El prestigio de las palabras


Esas palabras de prestigio se impregnan de respeto y bendicen todo cuanto tocan, pues llevan dentro connotaciones positivas, objetivas, ajenas al debate. Y que a veces nos engañan.

El término “evolución” figura también en ese grupo. Hallamos propuestas de evolución en el periodismo, en la arquitectura, en el lenguaje, en nuestra concepción de la vida. “Hay que evolucionar”, “Fulano no ha sabido evolucionar”, “el enfermo no evoluciona”, “el coche de Vettel lleva nuevas evoluciones”... Llama la atención que el verbo y el sustantivo (“evolucionar” y “evolución”) se apliquen casi siempre a desarrollos positivos, cuando el Diccionario no les otorga esa virtud. Quizás al valor meliorativo de “evolución” y “evolucionar” contribuya la mera existencia de “involución” y de “involucionar”. Sin embargo, tanto “evolucionar” como “involucionar” se refieren al desarrollo de algo hacia delante o hacia atrás, no necesariamente a su mejora o empeoramiento. Tal vez un enfermo desearía involucionar, por ejemplo: retroceder al momento en que estaba sano. “El idioma evoluciona”, se suele argüir como lugar común ante cualquier crítica de un neologismo. Pero, aunque casi hayamos excluido esa idea en el significado, se dan a menudo evoluciones negativas: el enfermo empeora, la ciudad se degrada, nuestro léxico se empobrece. Y ese prestigio de la palabra “evolución” hace que lo olvidemos.

“Auditoría”, “evolución”, “sostenible”, “autocrítica”, ”crecimiento”, ”racionalizar”, “transparencia”… son vocablos de prestigio. Como la palabra “futuro”. Quién puede cuestionarla, si en ella volcamos todos los deseos. Después, el propio futuro decidirá por su cuenta, y reducirá nuestra capacidad de someterlo a solo aquello que realmente dependía de nosotros mismos. Pero mientras tanto, su prestigio nos seduce en el discurso político y en sus ofertas.

Por eso quizás convenga que, cuando nos regalen esos términos para endulzar una frase, nos fijemos bien en las palabras amargas que haya a su alrededor. Leer más

miércoles, 11 de septiembre de 2013

Literatura y realidad

Mapa literario del golpe de Pinochet y sus secuelas

  • Hace 40 años, el 11 septiembre de 1973, la vida de Chile cambió con el golpe de Pinochet y la muerte de Allende
  • Repasamos las obras literarias clave que cuentan aquel episodio y sus consecuencias y su aporte a la Historia

RODRIGO PINTO | El País | Santiago de Chile | 10 SEP 2013


Fotograma de 'La muerte y la doncella', de Polanski,
basada en la obra de teatro homónima de Ariel Dorfman.
El golpe de Estado de Pinochet, la muerte de Salvador Allende en el Palacio de la Moneda y la dictadura en Chile han proporcionado a las artes, y particularmente a la literatura, un material excepcionalmente poderoso para redibujar el imaginario del país y desde ahí iluminar con más crudeza y estremecimiento la historia reciente de Chile. Sin duda que otros oficios y disciplinas como el periodismo de investigación y la historia también han contribuido a revelar lo que está detrás de las versiones oficiales y la enumeración cronológica, pero es en la novela, el cuento y la poesía donde mejor se revela el poder de la palabra para construir un relato que tiene más fuerza y hondura. Leer más

domingo, 8 de septiembre de 2013

Palabras difusas, respuestas ambiguas


La contestación “no me consta”, anotada en declaraciones políticas y judiciales, puede relacionarse también con las figuras retóricas de la ambigüedad. Por lo común, la psicología cognitiva nos conduce a entender “no me consta” como sinónimo de que se ignora algo. Ahora bien, las afirmaciones que hacemos están constituidas por lo que decimos y por lo que desechamos decir. Y así algunos declarantes desechan “lo niego” o “lo desconozco”, y eligen “no me consta”.

Esas contestaciones con información parcial recuerdan cuando uno de los miembros de la familia le pide a otro que le alcance el arroz, a lo que este último contesta un rato después: “No lo encuentro”. Eso puede significar tanto que no hay arroz en la casa como que no lo ha buscado bien, o incluso que ni se ha molestado en hacerlo o que ni siquiera sabe en qué estante se coloca. Pero sigue siendo cierto que no lo ha encontrado, frase de la cual no se deduce en ninguno de esos supuestos un falso testimonio: porque no ha dicho que el arroz no esté, ni que no tenga la intención de buscarlo, sino que no le consta.

Y si a uno no le consta algo, eso significa, diccionario en mano, que no le es manifiesto, o que tal cuestión no ha quedado “registrada por escrito”, o que no le ha sido “notificada” (verbalmente o en un papel).
Claro, no podía constar aquello que se hizo para que no constase. Si alguien escondió el arroz, no nos consta que exista. Y si sabemos que alguien lo escondió, también podemos responder que no lo hallamos porque no nos consta dónde está.

Además, una cosa es que sepamos algo y otra que nos conste. Lo definió muy bien el escritor egipcio Edmond Jabès: “Sé que estoy mintiendo cuando en alguna ocasión miento. Nunca sé realmente si digo la verdad cuando intento decirla, aunque esté totalmente convencido de ello”. 

Por tanto, la respuesta de Cospedal sobre los sobresueldos a altos cargos del PP y la ofrecida sobre el arroz se ciñen a lo cierto. Pero cuando damos testimonio de algo, no se espera que certifiquemos su verdad fehaciente, indubitable, científica, sino que simplemente se trata de que seamos sinceros, lo cual excluye toda posibilidad de engaño o de silencio intencionados.

La litotes es una figura retórica (también llamada atenuación o hiposemia) que atempera un concepto abrupto. Por ejemplo, “no aplaudo lo que haces”, en lugar de “lo critico”. En esa línea de negaciones con trampa se dice también “no está usted admitido” en vez de “le hemos rechazado”; o “no se permite fumar” en vez de “está prohibido”. “No me consta" puede representar igualmente una forma de no decir diciendo, una minoración, una hiposemia. O un truco más para no alcanzarnos el arroz. Leer más


jueves, 5 de septiembre de 2013

Poesía en el escenario real de ´Bodas de sangre´


Cortijo del Fraile. Níjar (Almería
Más de sesenta poetas americanos y españoles se darán cita en el Cortijo del Fraile, en Níjar (Almería), escenario de las Bodas de sangre de Federico García Lorca, para su "dignificación" y para el "deleite cultural" en un acto denominado Poéticas Espirales por el Mundo. El acto se desarrollará el 7 de septiembre.


El coordinador de la iniciativa, José Antonio Cabrera, ha dicho que, además de que en el acto se lea poesía, también se quiere pedir la "puesta en valor" del Cortijo del Fraile, un bien de interés cultural "que está deteriorado, sea de quien sea la culpa, y un símbolo de la obra lorquiana". Leer más

domingo, 1 de septiembre de 2013

¿¡Pero quién realiza la acción del verbo!?



Vamos creando frases hechas que circulan a sus anchas y a sus largas por los textos informativos, conformando la idea de un mundo en el que ciertas cosas ocurren por algún designio incontrolable. Un avión se retrasa “por razones operativas” o “por razones técnicas”; los precios “han tenido un comportamiento al alza”, y los datos equivocados sobre el patrimonio de la infanta Cristina entregado por Hacienda al juez fueron consecuencia de “un fallo informático”; expresiones todas ellas en las que el verdadero desencadenante de la acción se camufla: los aviones no parecen tener operadores ni técnicos, los precios se comportan solos sin que nadie los suba o los baje, y los programas del ordenador han adquirido vida propia. 

Y de eso se trata, de camuflar. El truco consiste en alejar gramaticalmente a las personas de los fenómenos que ellas mismas provocan y, así, sin sujeto que realice la acción nadie es responsable. Leer más