1.-
Portada del libro |
Me jode ir al Kronen los
sábados por la tarde porque está siempre hasta el culo de gente. No hay ni una puta mesa libre y hace un calor insoportable. Manolo,
que está currando en la barra, suda como
un cerdo. Tiene las pupilas dilatadas
y nos da la mano, al vernos
-¿Qué pasa, chavales? ¿Habéis visto el partido, troncos? -pregunta.
-Una puta mierda de equipo. Del uno al once, son todos una mierda -dice
Roberto.
-Me han jodido el baño en Cibeles, tronco. Si esto
sigue así, acabaré haciéndome del Atleti. A ver, ¿qué queréis?
Pillamos una mini y unas bravas.
Roberto echa una ojeada a nuestro alrededor para ver sí Pedro ha llegado. Luego mira su reloj y dice: joder con el Pedro, desde que tiene
novia pasa de todo el mundo.
-¿Hemos quedado con alguien más? -pregunto.
-Sí. Con Fierro, Raúl y con Yoni.
-¿Quién es Yoni?
-Un amigo de Raúl. Un tío guay, nada que ver con el
pesado de Raúl. Allí, en Marbella, en
Semana Santa, nos lo pasamos de puta madre con él.
Hay una mesa que se ha quedado libre y le digo a Roberto que la pille,
rápido, antes de que nos la quiten.
-Joder, ten cuidado, que casi me tiras el litro.
Cartel de la película |
José Ángel Mañas |
2.-
Doña Antonia.- Allí hay
unos pisos estupendos, en Villaverde. Pero mejor en Móstoles. Eso ha dicho mi
marido. Y a acabar la carrera, que sin una carrera hoy no se va a ningún sitio.
Ya ves mi marido, con cincuenta años y todo el día
estudiando. Llega a casa y se pone con los libros. Quién le ha visto y quién le
ve. Cómo cambia todo en España, hija. Antes es que si le ves no le conoces.
Pero de eso es mejor no hablar. (...) ¡Ay, Señor, Señor! ¡Qué hombres! ¡Que
todo en la vida tenga que ser siempre sufrir! Y que las cosas son como son, y que no les des
más vueltas. En las reuniones nuestras neocatecumenales, que lo contamos todo,
se escuchan casos que te ponen los pelos de punta. Allí desde luego lo hablamos
todo, hija. Todos somos pecadores, y las cosas a la luz, que la mierda, con
perdón, si no corre atasca el water. Las cosas claras, y el chocolate, espeso. El que bebe, va allí, y lo cuenta. Y el que le
pega una paliza a su mujer, lo cuenta también, y se arrepiente, y se da cuenta
de que es un pecador, que eso es lo importante. A veces acabamos todos llorando.
Y luego las separaciones, con todo el sufrimiento de los hijos, que se los
reparten como si fuesen monedas de a duro: éste para ti, éste para mí; éste me
toca los sábados y los domingos, y quince días de agosto. ¡Ay Dios mío, qué
mundo este! Yo es que enchufo la televisión y me da algo: muertos tirados por
todas partes, que siempre te los sacan a lahora de comer para mas inri. Una vez fue uno allí a confesarse, ya sabes que
allí nos confesamos en voz alta como te digo, delante de todos. Bueno, pues fue allí, nosotros no lo conocíamos de nada, pero va tanta gente que vete tú a
saber. Pues llegó allí, y empezó a decir guarrerías que había hecho con otro
tío. ¡Qué vergüenza! A mí esas cosas me dan mucho asco, qué quieres que te
diga. Hay cosas que no se deberían confesar, o no dar tantos detalles, por lo
menos. No eran artistas, ni nada. Era un albañil en paro y un mecánico de un
taller de motos.
Protagonistas de la película basada en la obra de teatro de Alonso de Santos |
José Luis Alonso de Santos |
3.-
Portada del libro |
-Era castaña, coño, y no
me interrumpas que pierdo el hilo... Sería más bien Argentina, bueno, no me
acuerdo, lo mismo da, era a tomar por culo de aquí, eso seguro, y a ella le
pareció bien, que era un arreglo bueno para todos, y entonces apareció Pedro
hecho una furia, el mismísismo demonio parecía, me acuerdo como si ayer mismo
le hubiera tenido delante porque me pilló en el pueblo haciendo la compra, aquí
no le esperábamos, nadie nos avisó de que fuera a venir, era un martes, la una
de la tarde, en primavera, mayo seguramente, hacía muy buen día, si hasta de
eso me acuerdo... Todavía lo estoy oyendo chillar, lo
mismo que chilla un cerdo a medio degollar, con una voz que no le salía de la
garganta, te lo juro, Paulina, que le nacía del puro centro de las tripas, y
con las tripas llama a Teófila a grito pelado, desde la plaza, y sólo de oírle
se me pusieron los pelos de punta, porque nunca le había visto tan desesperado,
ni el día que murió su padre, ni el día que enterró a su madre, nunca, y nunca
he vuelto a verle así, ni cuando nació Pacita, que parecía un toro moribundo,
con ese velo que se les pone en los ojos cuando están ya cuajados de
banderillas y con la espada en la cruz, así estaba, las cejas le echaban
chispas y el cuerpo entero le temblaba como si tuviera fiebres, del empacho de
rabia que llevaba dentro.
Almudena Grandes |
4.-
Cartel de la película |
-¡La lianta lo será tú,
Paulina! Y te advierto que me tienes hasta las narices ya, con tanto llevarme
la contraria, que tú en invierno estabas en Madrid, y en verano pegada todo el
día a las faldas de la señora, así que ni la veías, y Teófila era igual que
Lala, ¿me oyes?, igualita... Más baja, eso sí, y menos fina, sin los potingues
que la otra se pringa en la cara, ni esa ropa indecente que lleváis todas
ahora, o sea, una chica de pueblo, con una bata de flores y las manos rojas de tanto
fregar con agua fría, en eso como todas, pero por lo demás, clavada, pero es
que clavada a su hija, si me acordaré yo... Mujer, sin ese par de tetas que
tiene Lala ahora, eso sí, que el año pasado casi le arreo una bofetada, de lo
nerviosa que me llegó a poner, venga a repetirme que ella siempre había tenido
mucho pecho, como si yo no me acordara, la muy sinvergüenza... ¡Quita de ahí!, la dije al final, ¡y déjame en paz de mentiras ya,
que estaré vieja, coño, pero nunca he sido tonta!
No hay comentarios:
Publicar un comentario