José Mª Merino
Esta noche me despertó el retumbar amortiguado de un trueno.
Imaginé que había una tormenta en los alrededores, pero un resplandor súbito,
cercanísimo, acompañado de otro trueno de la misma intensidad, me hizo
descubrir que la tormenta estaba a mi lado, sobre el vaso de agua que
mantengo
por las noches en la mesita. Los relámpagos y los truenos se sucedieron, y pude
advertir claramente que coronaba el vaso una pequeña pero densa nube. Mi mujer
continuaba durmiendo tranquilamente. Uno de los de los rayos descargó sobre mi
reloj de pulsera, que se ha parado, acaso para siempre. Yo sentía mucho temor.
Cuando la tormenta terminó, el nivel del agua en el vaso había subido por lo
menos tres centímetros. Me he llevado el vaso a la cocina y me he prometido no
volver a tener agua en la mesita nunca más.
Del mismo autor puedes leer en infoLibre La pecera
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