domingo, 31 de mayo de 2015

Versión íntegra en castellano actual del Quijote

Andrés Trapiello publica una versión de la novela cervantina que moderniza las palabras arcaicas, adapta algunos tiempos verbales y sustituye los refranes en desuso

  • Don Quijote de la Mancha. Miguel de Cervantes. Puesto en castellano actual íntegra y fielmente por Andrés Trapiello. Prólogo de Mario Vargas Llosa. Destino. Barcelona, 2015. 1.040 páginas. 23,95 euros.

Ilustración de F. Vicente
PREGUNTA. En su prólogo dice que el que pueda leer el original, que lo haga. ¿A quién se dirige un libro así? ¿El Quijote ya no se entiende?
RESPUESTA. Ha dejado de entenderlo la inmensa mayoría. El que quiera entender el original tiene que leerlo con notas, que distraen. He tratado de devolver el Quijote al habla, de donde salió. Es una novela hablada que había pasado a ser solo estudiada.
P. ¿No hay en este trabajo algo de melancolía por lo que se pierde?
R. Muchísima, pero también hay alegría. Aunque aparentemente nuestra lengua no está tan lejos de la de Cervantes, nadie habla como en el siglo XVII y a veces casi ni la entendemos por escrito. Muchas cosas nos resultan fatigosas: los hipérbatos, por ejemplo, o los tiempos verbales, sobre todo los subjuntivos, que ya no manejamos con aquella riqueza.
P. ¿No está parte de la gracia del Quijote en lo lejos que nos queda?
R. El problema es si entendemos o no. Si no entendemos, hay que traducirlo. La pátina tiene la gracia de lo arcaico, pero si nos suena bien y no lo entendemos, se queda en prosa sonajero. 
P. El arranque no lo ha tocado.
R. La gente sabe ya que lugar es pueblo, pero no que “de cuyo nombre no quiero acordarme” significa que no puede acordarse. Yo lo dejo porque las 12 palabras primeras del Quijote son como el Partenón, no puedes restaurarlo. 
P. ¿Debemos adaptar los lectores al Quijote o el Quijote a los lectores?
R. Es un viaje doble. Lo ideal es que el lector, después de leer esteQuijote, acuda al original porque va a ganar mucho. Mi versión son unas buenas muletas para caminar con soltura, que es como se deben leer las novelas. Si queremos seguir hablando la lengua de Cervantes, don Quijote tiene que hablar nuestra lengua. Si no, el Quijote será un libro para especialistas. Mucha gente cree que lo ha leído porque sabe de qué va.

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