El 19 de agosto de 1936, Federico García Lorca era asesinado en algún barranco entre Viznar y Alfacar, en Granada.
nuevatribuna.es | Manuel Rico | 19 Agosto 2014
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F. García Lorca |
El 19 de agosto de 1936, Federico García Lorca era asesinado en algún barranco entre Viznar y Alfacar, en las afueras de Granada. Dos meses antes había cumplido 38 años y hacía justo un mes del golpe militar encabezado por el general Franco contra el gobierno del Frente Popular. Para los rebeldes, más allá de las razones de carácter local y de las circunstancias en que se produjo su asesinato (contadas con todo detalle por Ian Gibson y por Félix Grande en dos ensayos imprescindibles), el poeta formaba parte de uno de los sectores más odiados por los ideólogos del fascismo: la intelectualidad republicana. Federico García Lorca estaba en el ojo del huracán de la renovación y democratización de la cultura española que se vivía en la República. Su condición de homosexual, además, hacía especialmente odiosa su figura a quienes se autoproclamaron salvadores de la “España eterna”.
La muerte de Federico supuso una conmoción en el mundo cultural en lengua castellana y, más allá, en la cultura universal. Puso de relieve la brutalidad de quienes habían decidido acabar con el gobierno democrático de la República y anticipó, en cierto modo, el ensañamiento que contra el mundo de la cultura se desplegaría a lo largo de los años posteriores: durante la Guerra Civil, en la postguerra inmediata y, en el ámbito europeo, antes y durante la Segunda Guerra Mundial bajo el dominio del nazismo.