El empleo por parte del diario El País de la expresión “vientre de alquiler” para aludir a la
gestación del embrión, tras acuerdo con los futuros padres y el empleo de
técnicas de reproducción asistida, por parte de una mujer es muy criticada por
las personas que han acudido a esta solución. “Creo que dicha expresión no
define el método de reproducción asistida gracias al cual vinieron mis hijas al
mundo. Y lo más importante, dicha expresión daña la dignidad de mis hijas y de
la mujer que nos ayudó a que nacieran”, argumenta José Luis Hernando. Íñigo
insiste en el mismo argumento: “Denominar a esta técnica de reproducción
asistida con esa expresión vulgar y soez resulta denigrante para todas las
partes implicadas en dicho proceso, tanto para las familias que recurren a
dicha técnica como para las gestantes por no hablar de los menores. Ustedes
saben lo importante que es el lenguaje y el correcto uso del mismo y seguro que
entienden la implicación que tiene el uso de la expresión 'vientre de alquiler'
(...) El verdadero nombre de la técnica de reproducción asistida no es otro que
'gestación subrogada' que quizás resulte menos sensacionalista pero no ataca a
la dignidad de familias y gestantes”.
Sobre si la expresión es vejatoria, la FAPE (Federación de
Asociaciones de Periodistas de España) en una resolución de este año de su
Comisión de Quejas, rechazó que pudiera considerarse lesiva para la condición
de los individuos ya que “responde a una realidad consistente en alquilar el
útero de una mujer para gestar un embrión en el que no participa genéticamente,
mediante un contrato y el pago de una suma de dinero”. Fundéu (Fundación del
Español Urgente) respondió en Twitter a una pregunta sobre si era correcto el
término con un lacónico “sí, es correcto”.
El concepto de “alquiler” cosifica el cuerpo femenino. Aunque
la Real Academia, refiriéndose a personas, admite el término como verbo
pronominal (“ponerse a servir a otra por cierto estipendio”), el sentido
general asocia el alquiler a cosas o servicios. No se alquilan, por ejemplo,
carpinteros.
Victoria Camps, que fue presidenta del Comité de Bioética, no
advierte en la expresión “vientre de alquiler” una intención vejatoria y
resulta más comprensible que el concepto de subrogación. “Detrás hay la misma
realidad y cambiando el lenguaje no se cambia la realidad”. Con todo,
atendiendo a que el término “subrogado” carece de las connotaciones que puede
generar el primero, “no se presta a tantas fabulaciones”, admite que resulta
preferible su empleo aunque se sacrifique algo la comprensión. Siguiendo este
criterio, y a pesar de todo lo expuesto, es preferible el abandono del término
“alquiler”.