"Guardo pocas certezas sobre el futuro. Una de ellas es que la debilidad de la literatura en los planes de estudio simboliza los aspectos más negativos del mundo que se nos prepara. La aspiración de formar personas ha sido desplazada por el adiestramiento en una información seca al servicio de los mercados y de la servidumbre. En medio de esta inercia, los profesores de literatura son unos verdaderos resistentes cuando procuran contagiar el amor por los libros y por la imaginación. Su vocación les lleva a no dar la batalla por perdida. A ellos les pertenece el 23 de abril tanto como a los escritores, los editores, los bibliotecarios y los libreros".
Luis G. Montero |