En otoño saldrán sus últimos escritos, que lo ratifican como uno de los grandes poetas
Jaime Gil de Biedma en Nava de la Asunción (Segovia), en agosto de 1974. |
La voz de Gil de Biedma, gran poeta de la Generación del 50,
retornará en Diarios (Lumen), con
edición del crítico Andreu Jaume. “Es una biografía literaria y moral desde su
juventud y el despertar de su vocación hasta el enfrentamiento con la muerte”,
avanza el editor y crítico, antes de que llegue la ventisca del morbo sobre sus
andanzas sexuales.
Es un volumen que reúne sus voces conocidas y por descubrir:
Retrato del artista en 1956 (título
definitivo y sin censurar del publicado en 1974 como Diario del artista seriamente enfermo), una serie de apuntes de los
años 60, el mítico diario de 1978 y otro de 1985, cuando le diagnosticaron
sida. Todo acompañado de un aparato de notas y un estudio introductorio de
Jaume.
Retazos de vida donde se ve a un poeta que “siempre se
enfrentó a sí mismo con enorme severidad”, según el editor. Escritos de alta
calidad, pues era consciente de estos diarios como parte de su obra, “con un
gran interés porque aportan algo a su poesía y su vida”, cuenta Juan Marsé,
quien fuera uno de sus mejores amigos.
No solo buscó insertar la poesía española “en el gran
romanticismo europeo, superando el techo del simbolismo”, explica Jaume, “sino
que ha sido el poeta español más consciente de su oficio. Su dominio técnico,
su trabajo crítico y su conocimiento de las posibilidades expresivas de la
lengua, desde la Edad Media, pasando por el Renacimiento y el Siglo de Oro,
hasta su ruptura con el 27”.
Todo Gil de Biedma es voz. Voz que conversa con los
lectores, en lírica o meditación; que le habla a cada uno como si fuera solo a
él porque le cuenta sus intimidades y preocupaciones, deseos y sueños. Lo que
hace es prolongar las voces que lo acompañaron en su infancia en San Rafael y
Nava de la Asunción (Segovia) donde pasó la Guerra Civil y muchas temporadas,
con familiares que hablaban, incluso, como reconoció, “de una manera deliberada
para producir un efecto estético”.
Escribió de la felicidad furtiva; del paso del tiempo, que
es el Tiempo y sus criaturas en la oscuridad. De la orfandad amorosa. Estos
inéditos mostrarán los cambios sobre su concepción de uno de sus grandes temas,
según Jaume: “La reflexión sobre la experiencia amorosa es constante, como en
sus poemas. Y lo importante es que no se trata de un poeta gay, como lo es
Cernuda o Cavafis. Gil de Biedma amaba seres humanos, no causas”.