Álex Grijelmo
El
teatro se inventó hace miles de años, y nos ha legado palabras muy antiguas. Y
casi de repente, ha aparecido en ese léxico preciso, hermoso, antiguo, una voz
tan ajena a su tradición como backstage. Quizá por dos razones: por el
desconocimiento de términos equivalentes en español o por el gusto de
pronunciar un vocablo en inglés, algo tenido por prestigioso.
Backstage
(formada sobre stage y back, “escenario” y “detrás”) ha entrado en la última
edición del Diccionario, con esta definición: “Espacio situado detrás de un
escenario o de una pasarela donde se preparan quienes intervienen en un
espectáculo o un desfile de moda”. Este anglicismo, como ocurre tantas veces,
ocupa una casilla de donde desplaza a otras palabras posibles en español, incluidos
los sentidos figurados: “chácena”, “trascenio”, “entre bambalinas”, “entre
bastidores” o “entre cajas”.
Las
explicamos:
Chácena.
Usada por regidores y tramoyistas. Definida así en el Diccionario: “En algunos
teatros, amplio espacio rectangular, en el centro del muro del fondo del
escenario bajo la jácena que lo sostiene, usado como acceso posterior al
escenario, como depósito de bultos o como prolongación de la escena”. Procede
del catalán jàssena (jácena o viga maestra), idioma que la tomó a su vez del
árabe (gásr, viga).
Trascenio.
Es curioso que se use backstage para designar la parte trasera del escenario y
que no se emplee un anglicismo deducible (front-stage) para la parte delantera.
En este segundo caso, los periodistas sí conocen una palabra en español:
proscenio. Y si se llama “proscenio” a la parte delantera, ¿cómo podríamos
nombrar a la de atrás si no quisiéramos emplear un anglicismo? En efecto:
“trascenio”; creación que tomaría los propios cromosomas de nuestra lengua para
formar un término reconocible de inmediato, precisamente por lo deducible de
sus piezas.
Entre
bambalinas. Esta locución tuvo en el Diccionario anterior una definición que
criticó la gente del teatro: “Detrás del escenario durante la representación de
un espectáculo, de manera que no se pueda ser visto por el público”. La edición
23ª acierta ya al reseñar la palabra: “Cada una de las tiras colgadas del telar
a lo ancho del escenario, que ocultan la parte superior de este y establecen la
altura de la escena”. Se trata entonces de las tiras de lienzo que tapan los
focos y otros artilugios colocados arriba. No es fácil situarse por allí. Así
que frente a la locución “entre bambalinas” (llamadas de tal modo porque se
bambalean) la Academia recomienda acertadamente otra expresión mejor: “Entre
bastidores”.
Entre
bastidores. Los “bastidores” son “la organización interior de las
representaciones teatrales”. Y la locución “entre bastidores” significa “fuera
de la representación que el público ve en el teatro”.
Entre
cajas. No recoge el Diccionario esta locución ni en el sustantivo “cajas” ni en
la preposición “entre”. Sin embargo, se usa desde hace decenios entre la gente
de la escena para referirse… al backstage.
Así
pues, un periodista que comente una ceremonia como los Goya y desee eludir
backstage podrá decir “estamos en el trascenio”, “estamos junto a la chácena”,
“entre bambalinas”, “entre bastidores” o “entre cajas”. Y con sentido
metafórico, “en la cocina” o “en la trastienda”. Si elige el anglicismo, no hay
problema. Pero no será por falta de alternativas. El texto completo en El País